El cannabis (Cannabis sativa) contiene cannabinoides que, entre otras muchas acciones, reducen la presión dentro del ojo en personas con glaucoma. Los primeros estudios se realizaron en personas que fumaban marihuana y demostraron que la reducción de la presión duraba de tres a cuatro horas. Los estudios posteriores han probado diferentes métodos para administrar los cannabinoides (por vía intravenosa, oral o inhalada). Los inconvenientes son los efectos secundarios (ojos secos y rosados; reducción de la presión arterial; alteraciones del estado mental y del comportamiento) y la legalidad (a menos que se viva en un estado que haya legalizado el cannabis medicinal). Sin embargo, la identificación de receptores para cannabinoides en el ojo ha despertado el interés por el desarrollo de colirios.

El té verde (Camellia sinensis) contiene antioxidantes, que eliminan los radicales libres -sustancias que generan el llamado daño oxidativo subyacente a muchas enfermedades crónicas, como el glaucoma, la degeneración macular y las cataratas. Además, los estudios de laboratorio demuestran que el tratamiento de las células de la retina con los polifenoles del té verde las protege del daño causado por la luz ultravioleta. (Estos daños aumentan el riesgo de degeneración macular. La luz ultravioleta también contribuye a las cataratas).

La mora (Vaccinium myrtillus) contiene potentes flavonoides antioxidantes llamados antocianinas. Sus primos botánicos americanos, el arándano rojo y el arándano rojo, también contienen estas sustancias químicas. Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos de la Real Fuerza Aérea afirmaron que el consumo de mermelada de arándanos mejoraba su visión nocturna. Aunque los estudios iniciales respaldaban estas afirmaciones, los ensayos más recientes no han demostrado que los beneficios del arándano incluyan una mejora significativa de la visión nocturna. La mayoría de los estudios han utilizado voluntarios sanos con una vista normal o superior a la media. Queda por ver si los extractos de arándanos podrían beneficiar a los ancianos con una visión nocturna deteriorada. Un estudio reciente descubrió que las antocianinas de otra baya -la grosella negra (Ribes nigrum)- retrasaban la adaptación a la oscuridad y también reducían la fatiga ocular.

Estudios preliminares en humanos realizados en la década de 1980 sugieren que son prometedores para controlar las cataratas, el glaucoma y la retinopatía diabética. Los estudios en ratas de laboratorio muestran que los extractos pueden defender contra las cataratas y el glaucoma. En otros estudios, los extractos protegen las células nerviosas de la retina, refuerzan los vasos sanguíneos, mejoran la circulación y bloquean la formación de nuevos vasos sanguíneos, un proceso implicado en enfermedades de la retina como la retinopatía diabética y la degeneración macular. Los extractos de hojas y bayas también tienen un efecto antidiabético, una acción relevante, dado el alto riesgo de enfermedades oculares entre los diabéticos.

Muchas hierbas, frutas y verduras tienen poder antioxidante. El ajo (Allium sativum) es una de ellas. Las investigaciones preliminares de laboratorio sugieren que puede ayudar a prevenir las cataratas. La cúrcuma (Curcuma longa) contiene el potente antioxidante curcumina, que ha demostrado proteger contra la formación de cataratas en ratas, tanto sola como en combinación con la vitamina E.

Es importante tener en cuenta que la mayoría de las afecciones oculares de las que se habla aquí aparecen tan lentamente que las personas pueden no desarrollar síntomas perceptibles hasta que la enfermedad se ha agravado. La mejor estrategia es realizar exámenes oculares periódicos. La detección temprana y el tratamiento rápido pueden evitar una pérdida visual importante.

4 Enfermedades Oculares Comunes

Las cataratas se llaman así porque las opacidades en el cristalino de los ojos crean el efecto de mirar a través de una cascada (también conocida como catarata). Los factores de riesgo son la edad avanzada, la diabetes, el tabaquismo, la exposición a la luz solar, el consumo excesivo de alcohol, la mala alimentación, el estrés crónico y el uso prolongado de corticosteroides.

En el glaucoma, un desequilibrio en la producción y el drenaje del líquido dentro del ojo aumenta la presión, comprimiendo el nervio óptico y causando una visión de túnel y, finalmente, ceguera.

Degeneración macular-

La degeneración macular afecta a una parte especializada de la retina. Actividades como la lectura se vuelven cada vez más difíciles. La genética desempeña un papel, pero hay otros factores de riesgo, como la edad avanzada, el tabaquismo, la hipertensión arterial, la obesidad, la nutrición inadecuada y la exposición a la luz solar.

La retinopatía diabética es una enfermedad en la que los niveles crónicamente elevados de glucosa en sangre dañan los pequeños vasos sanguíneos de la retina. Los vasos sanguíneos pueden hincharse y tener fugas. Además, pueden formarse nuevos vasos sanguíneos. Ambos procesos interfieren en la percepción visual. La presión arterial alta también produce la enfermedad.

Más consejos naturales para la salud ocular

Los antioxidantes sofocan los radicales libres, que causan daños oxidativos en todo el cuerpo, incluidos los ojos. Los niveles bajos de antioxidantes se correlacionan con un mayor riesgo de cataratas, degeneración macular y, posiblemente, glaucoma; una mayor ingesta dietética parece proteger contra estas enfermedades oculares asociadas a la edad.

Un amplio ensayo denominado Estudio de Enfermedades Oculares Relacionadas con la Edad descubrió que la administración de suplementos de vitaminas C (500 mg) y E (400 UI), betacaroteno (15 mg) y zinc (80 mg) durante una media de seis años redujo significativamente el riesgo de progresión hacia la degeneración macular avanzada.

La luteína y la zeaxantina son carotenoides que forman el pigmento de la mácula, una zona del fondo del ojo clave para la agudeza visual. Antioxidantes y antiinflamatorios, ayudan a filtrar la luz azul y la luz ultravioleta perjudiciales. Una mayor ingesta de luteína y zeaxantina en la dieta está relacionada con un menor riesgo de cataratas y degeneración macular, y también puede ralentizar la progresión de esta última. Las fuentes alimentarias son las verduras de hoja verde oscura, la guayaba, los guisantes, el brócoli, la calabaza, las zanahorias, las patatas amarillas, el maíz, las naranjas y las yemas de huevo. Las ortigas, el diente de león, la caléndula, el crisantemo y los cuartos de cordero son fuentes de hierbas.

Los ácidos grasos omega-3 son antiinflamatorios, ayudan a mantener la fluidez de las membranas celulares y protegen la retina del daño oxidativo. Una mayor ingesta de pescado y aceite de pescado (EPA y DHA) reduce el riesgo de degeneración macular e incluso puede ralentizar su curso. Los omega-3 pueden ayudar a reducir el síndrome del ojo seco.

Para la salud ocular, controle el azúcar en sangre

Los niveles elevados de glucosa (azúcar) dañan las proteínas, generan radicales libres y aceleran el envejecimiento. La diabetes es la principal causa de ceguera en Estados Unidos. Las personas con esta enfermedad tienen un mayor riesgo de sufrir cataratas, degeneración macular, glaucoma y retinopatía diabética. Incluso en las personas sin diabetes, las dietas de alto contenido glucémico (ricas en carbohidratos simples, que aumentan rápidamente la glucosa en sangre) se han relacionado con un mayor riesgo de degeneración macular y cataratas.

La doctora Linda B. White, coautora de The Herbal Drugstore, es profesora adjunta visitante en el Programa de Terapias Integrales del Metropolitan State College de Denver, donde imparte clases de fitoterapia. La lista de fuentes para este artículo es extensa. Para recibir una copia, envíe un correo electrónico a [email protected], o escriba a The Herb Companion, 1503 SW 42nd St., Topeka, KS 66609.

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