La información que se recoge en la base de datos del VAERS procede de una amplia gama de fuentes, entre las que se incluyen los pacientes y los padres, las agencias estatales de salud, las farmacias, los proveedores de atención sanitaria y los fabricantes de las vacunas. Aunque la información completa mejora en gran medida el análisis de la seguridad de las vacunas, con el fin de captar el mayor número posible de informes, se incluirán en la base de datos informes con información menos completa.
El objetivo principal del mantenimiento de la base de datos es servir como sistema de alerta temprana o de señalización de acontecimientos adversos no detectados durante las pruebas previas a la comercialización. Además, la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas en la Infancia de 1986 (NCVIA) exige a los proveedores de atención sanitaria y a los fabricantes de vacunas que informen al DHHS de los acontecimientos adversos específicos que se produzcan tras la administración de las vacunas indicadas en la Ley.
Debe alcanzarse un equilibrio para reducir la carga de los informadores voluntarios y, al mismo tiempo, proporcionar suficientes datos para producir las «señales de alarma» necesarias para desencadenar el análisis de posibles acontecimientos y tendencias significativos.
La tasa de incidencia (la frecuencia con la que se producen los acontecimientos) no puede calcularse a partir de los datos del VAERS, porque no se notifican todos los acontecimientos y no puede conocerse el número exacto de dosis administradas.
Los datos del VAERS proceden de un sistema de vigilancia pasiva y representan notificaciones no verificadas de acontecimientos adversos asociados temporalmente con una o más vacunas. Dichos datos están sujetos a las limitaciones de la subnotificación, la administración simultánea de múltiples antígenos de vacunas, el sesgo de notificación y la falta de tasas de incidencia en grupos de comparación no vacunados.
Al notificar y evaluar los datos del VAERS, es importante tener en cuenta que para cualquier acontecimiento notificado, no se ha establecido una relación causa-efecto. El acontecimiento puede estar relacionado con una enfermedad o afección subyacente, con la toma simultánea de medicamentos o puede haber ocurrido por casualidad poco después de la administración de una vacuna.