Anatomía y fisiología

Cuando un hueso se rompe, la sangre fluye desde cualquier vaso desgarrado por la fractura. Estos vasos pueden estar en el periostio, los osteones y/o la cavidad medular. La sangre comienza a coagularse y, aproximadamente entre seis y ocho horas después de la fractura, la sangre coagulada ha formado un hematoma de fractura (figura 6.55a). La interrupción del flujo sanguíneo al hueso provoca la muerte de las células óseas alrededor de la fractura.

Figura 6.55. Etapas en la reparación de fracturas La curación de una fractura ósea sigue una serie de pasos progresivos: (a) Se forma un hematoma de fractura. (b) Se forman callos internos y externos. (c) El cartílago de los callos es sustituido por hueso trabecular. (d) Se produce la remodelación.

Dentro de unas 48 horas después de la fractura, los condrocitos del endostio han creado un callo interno (plural = calli) segregando una matriz fibrocartilaginosa entre los dos extremos del hueso roto, mientras que los condrocitos y osteoblastos del periostio crean un callo externo de cartílago hialino y hueso, respectivamente, alrededor de la parte exterior de la rotura (figura 6.55b). Esto estabiliza la fractura.

Durante las siguientes semanas, los osteoclastos reabsorben el hueso muerto; las células osteogénicas se activan, se dividen y se diferencian en osteoblastos. El cartílago de los callos es sustituido por hueso trabecular a través de la osificación endocondral (Figura 6.55c).

Finalmente, los callos internos y externos se unen, el hueso compacto sustituye al hueso esponjoso en los márgenes exteriores de la fractura y la curación es completa. Puede quedar una ligera inflamación en la superficie externa del hueso, pero con bastante frecuencia, esa región sufre una remodelación (figura 6.55d), y no queda ninguna evidencia externa de la fractura.

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