La artroscopia de tobillo es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que utiliza la tecnología de la fibra óptica, las lentes de aumento y los monitores de vídeo digitales para permitir al cirujano visualizar directamente el interior de un tobillo a través de pequeñas incisiones. Se realizan varias incisiones, de aproximadamente medio centímetro de longitud, alrededor del tobillo para permitir la inserción de un artroscopio, o una pequeña cámara de vídeo de fibra óptica, y/o instrumentos artroscópicos especiales. También se hace circular líquido estéril por el tobillo para distender la articulación, creando más espacio para el artroscopio y los instrumentos. Esto también permite una mejor visibilidad dentro del tobillo, espacio para maniobrar los instrumentos y eliminación de residuos.
¿Cómo se realiza la artroscopia de tobillo?
La artroscopia de tobillo se realiza generalmente como una cirugía ambulatoria bajo anestesia general con o sin un bloqueo regional del dolor o anestesia epidural con sedación. Una vez establecida la anestesia adecuada, se aplica un torniquete en la pierna y se prepara y cubre la pierna de forma estéril. A veces se utilizan dispositivos mecánicos de distracción para ayudar a los cirujanos a ampliar temporalmente el espacio potencial del tobillo. Una vez que el pie y el tobillo se han colocado adecuadamente, se realizan al menos dos incisiones de aproximadamente 0,5 mm en el tobillo. Estas incisiones se convierten en los sitios de entrada en el tobillo, o portales, para la cámara artroscópica y los instrumentos. Estos portales se colocan estratégicamente en un esfuerzo por evitar los vasos y los nervios. Las incisiones se realizan en la parte delantera o trasera del tobillo, o una combinación de ellas. A continuación, se deja fluir líquido estéril a través del tobillo para abrir aún más la articulación. La cámara y los instrumentos pueden entonces intercambiarse entre los portales para realizar la cirugía. Al finalizar el procedimiento, se colocan pequeñas suturas en la piel para cerrar los portales. A continuación se coloca un vendaje compresivo estéril y, en ocasiones, una férula o bota. El paciente es llevado a la zona de recuperación y suele ser dado de alta a su casa el mismo día con instrucciones específicas para el levantamiento de peso y el cuidado del vendaje.
¿Para qué afecciones se utiliza la artroscopia de tobillo?
La artroscopia de tobillo puede utilizarse a veces como alternativa a la cirugía abierta de tobillo, que es un enfoque quirúrgico que utiliza incisiones más grandes para acceder al interior del tobillo. Puede utilizarse para diagnosticar y tratar diferentes trastornos de la articulación del tobillo.
La lista de problemas para los que puede utilizarse esta tecnología está en constante evolución, pero incluye:
1. Defecto osteocondral del astrágalo (también denominado osteocondritis disecante, OCD, fracturas osteocondrales)
Esto incluye los esguinces de tobillo agudos y las lesiones de tobillo repetitivas causadas por la inestabilidad crónica. Las causas atraumáticas de las OCD incluyen insultos vasculares, predisposición genética, degeneración y anormalidades metabólicas. Los pacientes suelen presentar quejas de dolor e hinchazón persistentes y progresivos en el tobillo. Esto puede asociarse a síntomas mecánicos de enganche, chasquido o estallido, y a una disminución de la amplitud de movimiento. El diagnóstico se realiza con la combinación de la exploración física y el diagnóstico por imagen, que incluye radiografías, resonancia magnética y/o tomografía computarizada. El tratamiento se basará en el tamaño y la localización de la OCD, los síntomas asociados, los datos demográficos del paciente y las demandas de actividad del mismo. Una vez realizado el diagnóstico artroscópico, las opciones de tratamiento incluyen la microfractura, la perforación subcondral, la artroplastia por abrasión, la fijación de fragmentos y los procedimientos de injerto óseo. Es necesario hablar a fondo con su cirujano para determinar qué opción es la más adecuada para usted.
2. Pinzamiento anterior del tobillo (también denominado «tobillo de atleta» o «tobillo de futbolista») y pinzamiento anterolateral del tobillo
Se producen cuando el hueso y los tejidos blandos de la articulación anterior (la «delantera») del tobillo se inflaman debido a una tensión o irritación repetitiva. Esto provoca dolor en la articulación del tobillo, hinchazón y puede limitar el movimiento del tobillo, especialmente la dorsiflexión (pérdida de la capacidad de doblar los «dedos del pie hacia la nariz»). Caminar cuesta arriba suele ser doloroso. Esto es común en los jugadores de fútbol y en cualquier atleta con esguinces de tobillo recurrentes. El diagnóstico de pinzamiento anterior del tobillo puede hacerse identificando osteofitos, o «espolones óseos», en las radiografías estándar del tobillo. A veces, es necesario realizar una RMN si los espolones óseos no están presentes. La RMN puede identificar tejido blando redundante e inflamado en el canalón anterolateral del tobillo que no se ve en las radiografías estándar. Esto se considera un pinzamiento anterolateral del tobillo. Si las medidas no quirúrgicas no alivian los síntomas de cualquiera de estas afecciones, se puede utilizar la artroscopia de tobillo para eliminar los tejidos blandos redundantes y/o los espolones óseos.
3. Pinzamiento posterior del tobillo
Se produce cuando el hueso y los tejidos blandos del retropié (la «parte posterior» del tobillo) se inflaman debido a la tensión repetitiva. Esto provocará dolor en la articulación del tobillo, hinchazón y, a menudo, limitación del movimiento del tobillo, especialmente de la plantarflexión (pérdida de la capacidad de «pisar el acelerador»). Este síndrome por uso excesivo es más frecuente en las bailarinas de ballet, pero también puede observarse en otros deportistas. Al igual que el pinzamiento anterior del tobillo, suele estar asociado a problemas óseos en la parte posterior del tobillo (la «espalda» del tobillo). También puede asociarse a un hueso accesorio, que no se encuentra en todos los pacientes y que se denomina os trigonum. El tratamiento quirúrgico consiste en realizar incisiones artroscópicas en la parte posterior del tobillo para acceder a la zona dolorosa. Los espolones óseos, el tejido blando inflamado y, si está presente, el os trigonum, pueden entonces extraerse artroscópicamente.
4. Sinovitis
La sinovitis es una inflamación del tejido blando que recubre la articulación del tobillo (sinovio) que suele manifestarse como dolor, hinchazón y pérdida de movimiento. Esto puede ocurrir debido a un traumatismo agudo, artritis inflamatoria (es decir, artritis reumatoide), uso excesivo y enfermedad articular degenerativa (osteoartritis). Si las opciones de tratamiento no quirúrgico no proporcionan alivio, se puede utilizar la artroscopia de tobillo para eliminar quirúrgicamente la membrana sinovial inflamada.
5. Cuerpos sueltos
El cartílago articular y/o el tejido cicatrizal tras un traumatismo en el tobillo pueden quedar flotando libremente en la articulación y formar lo que se denomina un «cuerpo suelto». También pueden producirse en el marco de una enfermedad denominada condromatosis sinovial, en la que el revestimiento de la articulación se vuelve redundante por razones inexplicables. Estos cuerpos sueltos pueden causar problemas como chasquidos, enganches y francos bloqueos que a menudo provocan dolor, inflamación y pérdida de movimiento. En ocasiones, los cuerpos sueltos pueden identificarse con radiografías estándar o una tomografía computarizada, pero con frecuencia es necesario realizar una resonancia magnética para visualizar al culpable. La artroscopia de tobillo puede utilizarse para encontrar y eliminar el cuerpo suelto.
6. Artrofibrosis
A veces, los traumatismos previos, las cirugías de tobillo anteriores, las infecciones de la articulación del tobillo y las artritis inflamatorias, como la artritis reumatoide, predisponen a los pacientes al desarrollo de tejido cicatricial o artrofibrosis. La artroscopia de tobillo puede utilizarse para identificar este tejido cicatricial y eliminarlo.
7. Infección
La artritis séptica, o infección del espacio articular, no puede tratarse eficazmente sólo con antibióticos. A menudo requiere una intervención quirúrgica urgente para lavar la articulación. Esto puede hacerse como un procedimiento abierto o con una artroscopia. Aunque las infecciones de la piel y los tejidos blandos alrededor de la articulación del tobillo excluyen la artroscopia del tobillo en la mayoría de los casos, la artritis séptica puede ser una indicación para la artroscopia del tobillo. La decisión de si una infección es susceptible de ser sometida a una artroscopia viene determinada por muchos factores. Sólo usted y su cirujano pueden determinar si es o no apropiada para usted.
8. Fracturas de tobillo
La artroscopia de tobillo también puede utilizarse junto con las técnicas convencionales de reparación de fracturas para asegurar que se restablece la alineación anatómica normal del cartílago dentro del tobillo. Esto se hace para ayudar a minimizar el riesgo de una futura artritis postraumática.
9. Síntomas inexplicables del tobillo
Ocasionalmente los pacientes desarrollan síntomas, como dolor, hinchazón, bloqueo, enganche, rechinamiento o chasquido, que no pueden explicarse con técnicas de diagnóstico como radiografías, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas o gammagrafías óseas. Cuando se han agotado las medidas no quirúrgicas, se puede utilizar la artroscopia de tobillo para diagnosticar lesiones dentro de la articulación del tobillo. Proporciona la oportunidad de mirar directamente dentro de la articulación, identificar problemas potenciales y tratar definitivamente muchos de ellos.
10. Artritis tibiotalar
Las fracturas de tobillo, la infección, la osteonecrosis y la artritis pueden acabar provocando dolor y rigidez crónicos que no pueden controlarse con medidas no operatorias. La fusión del tobillo es una opción de tratamiento adecuada para muchos pacientes en esta situación. Cuando la realiza un cirujano experimentado, la artroscopia de tobillo ofrece una forma mínimamente invasiva de realizar la fusión de tobillo que puede dar resultados iguales o mejores que las técnicas abiertas convencionales. Este procedimiento tiene sus limitaciones. Su cirujano puede determinar si este procedimiento es una opción adecuada para usted.
Recuperación: ¿Cómo debo cuidar mi tobillo después de la cirugía?
En última instancia, esto dependerá del tipo de problema y de la naturaleza del procedimiento artroscópico utilizado para tratar el problema. Los pacientes pueden esperar dolor e hinchazón después de la cirugía que requiere la elevación de la pierna y medicación oral para el dolor durante al menos varios días. El tipo de procedimiento realizado determinará si su capacidad para soportar peso en la pierna afectada estará restringida después de la cirugía. Esto puede variar desde un soporte de peso inmediato y progresivo con muletas, hasta un periodo de no soporte de peso estricto durante uno o dos meses. Si se utiliza la artroscopia de tobillo como complemento de la fijación convencional de la fractura, este periodo de inmovilización puede ser más largo, dependiendo de la capacidad de su cuerpo para curar la fractura. El vendaje se dejará en su lugar hasta el seguimiento con su cirujano, y las suturas se retirarán una o dos semanas después de la cirugía. Por lo general, se permite un rango de movimiento activo inmediatamente. Una vez que la hinchazón y la reacción de los tejidos blandos disminuyan, se puede aplicar una rutina de fortalecimiento progresivo. Dependerá de su cirujano cuándo se permite cada una de estas actividades y si es necesaria o no una derivación formal de fisioterapia.
Resultados
Muchos factores contribuirán al resultado de su procedimiento de artroscopia de tobillo. Estos incluyen, pero no se limitan a sus expectativas, la gravedad de su condición, la complejidad del procedimiento realizado, así como el cumplimiento postoperatorio, la rehabilitación y la motivación. La bibliografía muestra que una media superior al 70-90% de los pacientes que se someten a una artroscopia de tobillo para las indicaciones más comunes logran resultados buenos o excelentes.
¿Cuáles son las ventajas de la artroscopia de tobillo?
La artroscopia de tobillo permite la visualización directa del interior del tobillo sin grandes cicatrices antiestéticas. Minimiza otros problemas que surgen con las grandes incisiones alrededor del tobillo, como el dolor, la hemorragia, la ruptura de la herida y la infección. El procedimiento puede realizarse de forma ambulatoria debido a su naturaleza mínimamente invasiva. Los pacientes pueden empezar antes la rehabilitación, rehabilitarse de forma más funcional y volver a realizar actividades de alto nivel, como el deporte.
¿Quién no puede someterse a una artroscopia de tobillo?
La artroscopia selectiva está contraindicada en pacientes con infecciones de los tejidos blandos del tobillo, como celulitis, heridas abiertas agudas y crónicas, y dermatitis sobre el tobillo. Los pacientes con cambios artríticos graves con pérdida del espacio articular no son buenos candidatos para los procedimientos de desbridamiento artroscópico. Los pacientes con enfermedad vascular periférica grave, neuropatía periférica, distrofia simpática refleja/síndrome de dolor regional complejo y edema pueden no ser candidatos a la artroscopia de tobillo. Es importante que discuta a fondo con su cirujano los riesgos individuales, los posibles beneficios y las alternativas a la artroscopia de tobillo.
Complicaciones
Las posibles complicaciones de la artroscopia de tobillo incluyen, entre otras, la lesión de nervios, vasos, tendones, ligamentos o cartílago del tobillo, infecciones profundas y superficiales, cicatrices, distrofia simpática refleja/síndrome de dolor regional complejo, diagnósticos erróneos, instrumentos rotos y complicaciones anestésicas. Es importante asistir a las citas de seguimiento con su cirujano después de la cirugía como se recomienda.
Los siguientes síntomas deben comunicarse urgentemente a su cirujano, ya que pueden ser un indicio de una complicación:
- Dolor que no se controla con medicación para el dolor
- Síntomas constitutivos que incluyen náuseas, vómitos, fiebre o escalofríos
- Enrojecimiento, hinchazón, calor o drenaje de la herida
- Nuevo entumecimiento, debilidad u hormigueo.
Preguntas frecuentes:
¿Cuándo puedo volver a conducir con seguridad?
Esto lo determinará el tipo de procedimiento al que se someta y la evaluación de su progreso por parte del cirujano. Cuando pueda soportar peso sin limitaciones y deje de tomar analgésicos narcóticos, es probable que se le autorice a volver a conducir. Esto puede ocurrir tan pronto como varios días después de la cirugía o puede tardar de uno a dos meses.
¿Cuándo puedo esperar volver al trabajo/deporte?
Esto estará determinado por el tipo de procedimiento al que se someta y la evaluación de su progreso por parte de su cirujano. Si su movilidad le permite realizar con seguridad sus tareas laborales, existe la posibilidad de volver al trabajo varios días después de la intervención. La mayoría de los pacientes pueden esperar estar sin trabajar durante al menos una o dos semanas mientras se recuperan. Es posible volver a practicar deportes de alto nivel tras una artroscopia de tobillo. Esto dependerá de su capacidad para protegerse eficazmente y rendir durante su actividad deportiva concreta. Los deportistas podrían recibir el visto bueno para volver a jugar en una o dos semanas, pero con toda probabilidad pueden esperar un exceso de cuatro a seis semanas.