El actor cómico mexicano Cantinflas fue una de las figuras cinematográficas más populares de América Latina. Utilizando la comedia física y verbal, Cantinflas encarnó al mexicano de a pie. Su carrera de medio siglo incluyó 49 películas, entre ellas las estadounidenses La vuelta al mundo en ochenta días y Pepe. Su trayectoria cómica comenzó en 1930 como intérprete en las carpas (espectáculos itinerantes en carpas que presentaban a diversos artistas). En las carpas, y más tarde en su carrera cinematográfica, el joven intérprete creó y pulió su personaje, el desaliñado desvalido conocido por el mundo como Cantinflas. A través de este personaje y del uso de la comedia verbal disparatada, lanzó una lanza contra las clases privilegiadas y adineradas de la cultura mexicana.

Vino de orígenes humildes

Cantinflas nació Mario Moreno Reyes el 12 de agosto de 1911, en Ciudad de México, México. Moreno fue el sexto de doce hijos y tres hijas de José y María (Guizar) Moreno. Aunque creció en un barrio pobre de Ciudad de México, Cantinflas tuvo el privilegio de asistir a buenas escuelas, como el Colegio Bartolomé de las Casas. Más interesado en la vida de la calle que en sus libros, Cantinflas solía faltar a clase para ver a los artistas callejeros y acabó actuando él mismo. Fue aquí donde encontró las habilidades que más tarde necesitaría en una carrera de entretenimiento del público.

De niño en las calles, Cantinflas aprendió a tocar para las multitudes. Ganó varios concursos con el valero, un juguete de pelota y palo, y ganó pequeñas monedas de niño cantando y bailando. Y lo que es más importante, conoció de cerca los efectos de la indigencia y los estragos de la pobreza. Ambas lecciones influirían en su trabajo como artista.

A los quince años, ingresó en la escuela nacional de agricultura de Chapingo, pero pronto se vio tentado a volver a actuar. Se escapó de la escuela para unirse a una carpa como intérprete de danza. En las carpas, Cantinflas encontró la emoción que deseaba. Los personajes coloridos, el público ruidoso y estridente, y la recompensa de un aplauso mantuvieron al joven intérprete cautivo para el resto de su vida. Intentó volver a casa, pero pronto se escapó de nuevo y se unió a la Campania Novel en Tacambara como bailarín.

De un vistazo…

Nacido Mario Moreno Reyes el 12 de agosto de 1911, en Ciudad de México, México; fallecido el 20 de abril de 1993, en Ciudad de México, México; casado con Valentina Subareff, 1937 (fallecida en 1966); hijos: un hijo.

Carrera: Actor de teatro y pantalla, 1935-93.

Premios: Premio Especial, Premios Ariel, México, por «labor en pro del cine mexicano», 1950-51; Globo de Oro al mejor actor, por La vuelta al mundo en ochenta días, 1956; Premio Especial, Globo de Oro, 1960; Premio Especial, Diosas de Plata de México, 1969; nombrado «símbolo de la paz y la felicidad de las Américas», por la Organización de Estados Americanos, 1983; Diploma de Honor, Consejo Interamericano de la Música, 1983; honrado por la contribución de toda una vida al cine mexicano, por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, 1988.

Se convirtió en el Maestro de la Oratoria

Como bailarín en las carpas, Cantinflas actuaba frente a públicos que incluían soldados, obreros y campesinos que esperaban ser entretenidos con hazañas de acrobacia, escenas de drama y sketches de comedia. En este entorno, Cantinflas aprendió a controlar a las grandes multitudes a través de la comedia y perfeccionó su habilidad para lidiar con los miembros del público que le interrumpían. Una noche, Cantinflas se vio obligado a sustituir a un maestro de ceremonias enfermo. Al centrarse en el escenario, el miedo escénico hizo que el suplente olvidara lo que tenía que decir. Cantinflas relató en la revista Américas la puesta en marcha de su característica comedia verbal: «Empecé a decir tonterías. El público empezó a reírse, así que continué…». Cuando el público regresó la noche siguiente, abucheó al locutor oficial.

El reinado del discurso sin sentido que se convertiría en la firma de Cantinflas había comenzado. Krebs, en el New York Times, definió la rutina de Cantinflas como una «combi-nación de galimatías, doble discurso, mala pronunciación, exageración salvaje y pantomima». Sin embargo, otros ven la rutina como una forma en la que Cantinflas utilizaba el lenguaje proscrito a las clases bajas cuando se dirigía a un miembro de una clase más alta como una forma de burlarse de esas clases más altas. En 1935 Cantinflas se incorporó al Teatro Follies Bergere y pronto se convirtió en una figura popular en la escena teatral de México. En 1936 apareció en su primer papel cómico cinematográfico en No te Enganes Corazón. Sin embargo, esta aparición no supuso el despegue de su carrera cinematográfica. Entonces, en 1937, Cantinflas se casó con Valentina Subareff, la hija de un propietario de carpas de origen ruso.

Por insistencia constante de Valentina, Cantinflas comenzó a aparecer en una serie de cortometrajes. Estos cortometrajes eran básicamente anuncios publicitarios de todo tipo, desde camiones hasta cerveza. La reacción a Cantinflas en la pantalla fue tan abrumadora que los dueños de los cines empezaron a pedir más anuncios cinematográficos con él. El director de los anuncios cinematográficos, Santiago Reachi, quedó impresionado por la respuesta a sus anuncios y produjo dos largometrajes con Cantinflas. Ahi Esta el Detalle, en 1940, y Ni Sangre Ni Adrena, en 1941, batieron todos los récords del cine mexicano y latinoamericano y superaron en taquilla a El Dictador, de Charlie Chap-lin, que se estrenó al mismo tiempo. Las dos películas también lanzaron a Cantinflas al estrellato cinematográfico en su México natal. Fue la primera vez, según el New York Times, que los mexicanos «hombres y mujeres se pusieron de pie bajo la lluvia, esperando la entrada a un espectáculo»

La respuesta de México a Charlie Chaplin

Desde el principio de su carrera cinematográfica, Cantinflas fue tentado por Hollywood. Según el New York Times, tras el estreno de Ni Sangre Ni Arena, su estudio, Posa Films, le envió a Hollywood «para ver cómo se hacen las cosas allí». Cantinflas se comparaba a menudo con el famoso comediante de cine estadounidense Charlie Chaplin. Chaplin, al ver Ni Sangre Ni Arena, declaró que Cantinflas era el mejor cómico vivo. Aunque a Cantinflas se le comparaba con Chaplin, también se le comparaba con cómicos de la talla de W.C. Fields, Buster Keaton, Bob Hope y Will Rogers.

Aunque las primeras películas americanas inspiraron al joven que se convirtió en Cantinflas, el personaje de Cantinflas era realmente un retoño mexicano. Vestido con pantalones caídos, un cinturón de cuerda y una gorra desarreglada sobre su pelo siempre alborotado y luciendo un pequeño bigote en la comisura de los labios, Cantinflas entretenía y divertía a decenas de espectadores mexicanos y estadounidenses. Sus películas fueron tan populares en México y en los cines de los mercados americanos de habla hispana, como Texas, Arizona y California, que cuando Cantinflas apareció en su primera película americana, ya era 25 veces millonario.

Ser millonario, aunque podría decirse que disminuye el comentario social de sus películas, no disminuye la responsabilidad social de Cantinflas. A partir de 1952, el actor comenzó su cruzada contra la pobreza. En ese año creó un fondo de ayuda para, según el New York Times, «resolver los problemas de los pobres». Donó dinero, igualado por el gobierno, para ayudar a construir hospitales, clínicas de maternidad, viviendas y restaurantes para uso exclusivo de los pobres. Para promover su programa de ayuda, Cantinflas, en colaboración con el periódico vespertino Ultimas Noticias, empezó a publicar las ganancias estimadas y las fotos de más de una docena de conocidos millonarios mexicanos con el fin de presionarlos para que donaran al fondo. Consiguió el apoyo del presidente del país, que donó fondos personales y públicos al programa.

Resuelto a ayudar más

En 1966 la esposa de Cantinflas luchaba contra el cáncer. El presidente Lyndon Johnson, amigo personal del actor cómico, envió un avión del gobierno estadounidense a Ciudad de México para trasladar a Valentina a un hospital de Houston para su tratamiento. El cáncer, sin embargo, era demasiado fuerte e incluso con tratamiento, Valentina murió ese mismo año. La muerte de su esposa no hizo más que reforzar la decisión de Cantinflas de seguir luchando por los pobres. En su casa de Ciudad de México, montones de personas formaron una cola hasta su puerta. Cada año donaba más de 175.000 dólares de su propio bolsillo a estas personas. En un momento dado, fue el único que apoyó a más de 250 familias indigentes de la barriada de Granjas, en Ciudad de México. Más tarde construyó 64 viviendas en Granjas y luego las vendió a familias pobres por una fracción de su valor.

Cantinflas también recaudó dinero para organizaciones benéficas actuando. Apareció en docenas de estos beneficios benéficos cada año. Las actuaciones más populares y que más dinero recaudaban eran aquellas en las que actuaba como torero cómico. Todos los años, Cantinflas llenaba la Plaza de México, con capacidad para 46.000 personas, y se metía en la plaza de toros para hacer un número cómico con un toro. Una actuación similar puede verse en La vuelta al mundo en 80 días.

Hacia el final de su carrera sus apariciones en el cine disminuyeron, pero Cantinflas siguió participando en la actuación a través de sus actuaciones benéficas. Sin embargo, una de las películas más memorables del actor llegó al final de su carrera. Su primer papel en una película americana, como el criado Passepartout en la película La vuelta al mundo en 80 días, le valió una nominación al Oscar. Su segunda y última película americana, Pepe, destacó al muy querido actor en el papel principal. Aunque el reparto de esta película incluía a decenas de élites de Hollywood, como Edward G. Robinson, Debbie Reynolds y Frank Sinatra, fue esencialmente un fracaso de taquilla. En 1978, el Coche Patrulla 777 supuso un final de libro teatral para la carrera que había abarcado cinco décadas. En 1985, en la sexta década de su carrera, Cantinflas apareció en su último papel como actor en una película hecha para la televisión.

El éxito de Cantinflas como animador y filántropo se nota sobre todo en las multitudes que asistieron a su velatorio. Las colas de gente llenaron las calles de Ciudad de México durante días para llorar al cómico tras su muerte el 20 de abril de 1993. Es un rasgo indeleble de la cultura mexicana, como lo demuestra su aparición en el mural de media manzana de Diego Rivera que representa a héroes de la historia de México. Su influencia se ha extendido más allá de la gran pantalla y de los salones académicos. Los lingüistas españoles reconocen ahora el sustantivo cantinflada como un discurso prolijo y sin sentido, y el verbo cantinflear como el significado de hablar mucho pero decir poco. Por la riqueza de su caridad y el atractivo de su comedia, está claro que nadie puede cantinflear sobre Cantinflas.

Filmografía seleccionada

No te Enganes Corazón, 1936.

Águila o sol, 1938.

Siempre listo en las tinieblas, 1939.

Ahi Esta el Detalle, 1940.

Ni Sangre Ni Adrena, 1941.

Los Tres Mosqueteros, 1942.

Romeo y Julieta, 1943.

Gran Hotel, 1944.

Dia con el Diablo, 1945.

Soy un prófugo, 1946.

A volar joven, 1947.

El Supersabio, 1948.

El Mago, 1949.

El Portero, 1950.

Si you fuera diputado, 1952.

Caballero a la medida, 1954.

La vuelta al mundo en ochenta días, 1956.

Sube y baja, 1959.

Pepe, 1960.

Por mis pistolas, 1968.

La gran guerra del sexo,, 1969.

Consigue en condón, 1973.

El Barrendero, 1981.

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