Hay una incidencia creciente de demencia en nuestra población que envejece, y en consecuencia una necesidad urgente de desarrollar tratamientos y actividades que puedan aliviar los síntomas de la demencia. La evidencia acumulada muestra que las personas con demencia disfrutan de la música, y su capacidad para responder a la música está potencialmente preservada incluso en las etapas tardías o severas de la demencia, cuando la comunicación verbal puede haber cesado. El interés de los medios de comunicación en este tema ha contribuido a la percepción pública de que las habilidades musicales son una «isla de preservación» en una persona con demencia que de otro modo estaría deteriorada cognitivamente. En este capítulo, revisamos la literatura actual sobre la cognición musical en la demencia y mostramos que ha habido muy poca investigación científica rigurosa sobre este tema, y que existen varios tipos de memoria musical y que están deteriorados de forma diferencial en los distintos tipos de demencia. Además, discutimos el reciente desarrollo de las actividades musicales como tratamiento no farmacológico para la demencia y destacamos las limitaciones metodológicas de la literatura actual sobre este tema. Aunque se ha informado de que las actividades musicales pueden mejorar el comportamiento, (particularmente la agitación), el estado de ánimo y la cognición en personas con demencia, recientes estudios de control aleatorio a gran escala han cuestionado la especificidad del efecto de la música y han encontrado que no es más beneficiosa que otras actividades agradables. Sin embargo, la música es única por su poderosa capacidad de provocar tanto recuerdos como emociones. Esto puede proporcionar un importante vínculo con el pasado del individuo y un medio de comunicación no verbal con los cuidadores, lo que la convierte en un estímulo ideal para las personas con demencia.

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