Constelación, en astronomía, cualquiera de ciertas agrupaciones de estrellas que fueron imaginadas -al menos por quienes las nombraron- para formar configuraciones conspicuas de objetos o criaturas en el cielo. Las constelaciones son útiles para el seguimiento de satélites artificiales y para ayudar a los astrónomos y navegantes a localizar ciertas estrellas.
Desde los primeros tiempos los grupos de estrellas conocidos como constelaciones, los grupos más pequeños (partes de constelaciones) conocidos como asterismos, y también las estrellas individuales han recibido nombres que connotan algún fenómeno meteorológico o simbolizan creencias religiosas o mitológicas. En una época se sostenía que los nombres de las constelaciones y los mitos eran de origen griego; este punto de vista ha sido refutado ahora, y un examen de los mitos helénicos asociados con las estrellas y los grupos de estrellas a la luz de los registros revelados por el desciframiento de los cuneiformes eufóricos lleva a la conclusión de que en muchos casos, si no en todos, el mito griego tiene un paralelo eufórico.
La primera obra griega que pretendía tratar las constelaciones como constelaciones, de la que se tiene conocimiento cierto, es el Phainomena de Eudoxus de Cnidus (c. 395-337 a.C.). El original se ha perdido, pero se conserva una versificación de Arato (c. 315-245 a.C.), poeta de la corte de Antígono II Gonatas, rey de Macedonia, así como un comentario de Hiparco (mediados del siglo II a.C.).
Trescientos años después de Hiparco, el astrónomo alejandrino Ptolomeo (100-170 d.C.) adoptó un esquema muy similar en su Uranometria, que aparece en los libros séptimo y octavo de su Almagesto, siendo el catálogo la llamada «versión aceptada». Los nombres y la orientación de las 48 constelaciones adoptadas en él son, con pocas excepciones, idénticos a los utilizados en la actualidad.
La mayoría de las 40 constelaciones restantes que se aceptan actualmente fueron añadidas por astrónomos europeos en los siglos XVII y XVIII. En el siglo XX, un comité de la Unión Astronómica Internacional se encargó de delinear los límites precisos de las 88 constelaciones. En 1930 era posible asignar cualquier estrella a una constelación.