La menta, cuyo nombre científico es Mentha piperita L, es una planta muy popular cuya principal característica es la sensación de frescura que provoca en el paladar con su consumo y a la que la industria alimentaria ha recurrido desde tiempos inmemoriales. Chicles, caramelos, cócteles, helados, aceites, dulces, salsas… La menta se ha convertido con el paso de los años en uno de los aderezos más especiales, que cuenta actualmente con dos docenas de especies y cientos de variedades entre las que elegir, como, por ejemplo, la también célebre hierbabuena o el poleo, muy popular en el ámbito de las infusiones.
Sin embargo, la menta no es solo una fuente única de sabor, también posee multitud de beneficios nutricionales. De hecho, en el pasado, se empleaba con fines medicinales, sobre todo en lo que a enfermedades digestivas y respiratorias se refiere. La menta tiene propiedades antiinflamatorias, expectorantes, antisépticas, analgésicas, antibacterianas o antitusivas, entre otras, pues la lista es mucho más extensa.
Además, está compuesta principalmente por agua, fibra, minerales como el calcio, el potasio, el cobre o el magnesio; y vitaminas A, B, C y D. Sin olvidar que apenas posee 0,03 gramos de grasa y 0,48 gramos de carbohidratos, aproximadamente. Bajo esta premisa y teniendo en cuenta el amplio abanico de nutrientes que forma parte de su composición, ¿en qué nos puede ayudar la menta si la incluimos en nuestra alimentación?
Beneficios para la salud de las hojas de menta
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Como acabamos de ver, las hojas de menta son especialmente útiles para aliviar los trastornos digestivos. Sin ir más lejos, las infusiones de dicha planta ayudan con las digestiones más pesadas. Además, se trata de un remedio 100% natural que reduce la hinchazón abdominal provocada por los gases y las flatulencias. También reduce la irritación intestinal, propia de afecciones como la colitis o la enfermedad de Crohn, y evita los vómitos y los cólicos abdominales. Y, por último, su aroma activa las glándulas salivales de la boca y aquellas que segregan las enzimas digestivas. Ante este compendio de propiedades, las infusiones de menta son ideales para después de comer.
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El sistema respiratorio también se ve recompensado con su consumo. El mentol descongestiona las vías respiratorias y alivia trastornos tan frecuentes como el asma o los resfriados comunes. También lucha contra la irritación que causa la tos crónica, gracias a su efecto refrescante que enfría y calma la garganta, la nariz y el resto de canales respiratorios.
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Por otro lado, el aceite de menta es un buen antipruriginoso, que sirve para aliviar la picazón, y antiséptico, grandes aliados de la salud de nuestra piel. Esta planta ayuda a curar las infecciones, mitigar los síntomas propios del acné y aplacar los eczemas, la dermatitis y la urticaria; además de actuar como complemento de los tratamientos contra las picaduras de insectos, la irritación o la hinchazón.
Se emplea con fines medicinales, sobre todo en enfermedades digestivas y respiratorias
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La menta incluye ácido rosmarínico y eugenol en su composición, dos sustancias con efectos anticoagulantes que mejoran la oxigenación de la sangre.
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Sus propiedades antisépticas también actúan contra el mal aliento, convirtiéndose en uno de los ingredientes indispensables para cualquier producto de salud bucal. Además, ayuda a eliminar las bacterias que originan el mal olor y a prevenir enfermedades como las caries o la gingivitis.
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Asimismo, la menta es un producto antifúngico, por lo que muchas personas recurren a él a modo de emplaste o aceite esencial para eliminar los hongos de las uñas y la piel.
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Un estudio publicado en el año 2003 sugirió que el consumo de hojas de menta ayudaba a activar las enzimas digestivas que absorben los nutrientes de los alimentos y convierten la grasa en energía utilizable. Por este motivo, es una planta que suele formar parte de la dieta de aquellos que quieren perder o controlar el peso.
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Entre los beneficios de la menta también destaca su capacidad analgésica, un remedio muy interesante contra los dolores de cabeza, en especial las migrañas. De hecho, algunos expertos recomiendan aplicar aceite esencial de menta en las sienes y la frente para reducir los síntomas propios de la enfermedad, como la intolerancia a la luz o el ruido y las náuseas.
¿El consumo de menta tiene contraindicaciones?
A pesar de todos estos beneficios, no se recomienda abusar de la menta en casos de hernia de hiato, acidez estomacal o úlcera digestiva, ya que el mentol que le caracteriza puede empeorar la sintomatología. Sobre todo si se utiliza como aceite esencial, de ahí la importancia de diluirlo adecuadamente antes de su uso. Debido a sus propiedades estimulantes, algunas personas pueden experimentar efectos secundarios como gastritis, alergias o episodios de insomnio y nerviosismo.
Además, los expertos suelen censurar su consumo en niños menores de seis años o mujeres en avanzado estado de gestación o en periodo de lactancia. No obstante, toda esta información es general. Antes de recurrir a la menta, en cualquiera de sus variantes, es preciso consultarlo con un profesional de la salud que conozca vuestro historial médico y pueda aconsejaros en vuestro caso particular.