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La energía de las olas, también llamada energía de las olas del océano, energía eléctrica generada aprovechando el movimiento ascendente y descendente de las olas del océano. La energía de las olas suele producirse mediante plataformas de turbinas flotantes o boyas que suben y bajan con el oleaje. Sin embargo, la energía de las olas puede generarse aprovechando los cambios de presión del aire que se producen en las cámaras de captura de olas que están frente al mar o los cambios de presión de las olas en el fondo del océano.
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Las zonas con mayor potencial para el desarrollo de la energía de las olas se encuentran en las latitudes con mayores vientos (latitudes 40°-60° N y S) en las costas orientales de los océanos del mundo (que limitan con los bordes occidentales de los continentes). Por ejemplo, el primer generador de energía de las olas operativo del mundo se encuentra frente a la costa de Aguçadora (Portugal) y produce hasta 2,25 megavatios a partir de tres enormes tubos articulados que flotan en la superficie del océano Atlántico; los generadores de energía individuales están situados en las juntas de los tubos y se activan con el movimiento de las olas. Además, existe un gran potencial para los sistemas de energía de las olas en las Islas Británicas y en el noroeste del Pacífico de Estados Unidos. Las estimaciones del potencial anual de energía de las olas a lo largo de la plataforma continental de las costas estadounidenses oscilan entre 1.170 y 2.640 terrawatt-hora, lo que equivale a entre el 33 y el 65 por ciento de la demanda de electricidad de Estados Unidos en 2015.
A pesar del enorme potencial energético de la energía de las olas, siguen existiendo desafíos técnicos. La financiación de la investigación es escasa en comparación con la que se destina a la energía solar, eólica y otras formas de energía renovable, por lo que el proceso de experimentación y perfeccionamiento con diferentes diseños de colectores de energía de las olas no está tan desarrollado. El desarrollo de máquinas masivas para su uso en los océanos es caro; el agua salada de los océanos corroe el acero y otros metales, y la fuerza física de las olas fatiga los colectores de energía de las olas, los cables de transmisión y otras infraestructuras con el tiempo.
