Una noche de invierno de 2001, Penny Baker-Dupuie se sentó en el sofá del salón de su casa de Michigan. Sus dos hijos, un recién nacido y un niño de tres años, dormían en sus camas en el piso de arriba, y Penny observaba en silencio cómo su marido, John, sentado enfrente, le enseñaba a cargar, vaciar y volver a cargar su escopeta; lenta y meticulosamente.
Sólo un par de días antes, el cuñado de Penny, Christian Longo, había matado a toda su familia: La hermana de Penny, MaryJane, tenía 34 años. Sus tres hijos pequeños, Zachery, Sadie y Madison, tenían cuatro, tres y dos años respectivamente. Si Longo pudo hacer esto a su propia esposa e hijos, razonó Penny, podría hacerlo a cualquiera. Ahora estaba huyendo y Penny quería saber cómo podía proteger a su joven familia.
Lo que no sabía era que Longo ya había huido a México. Pero aunque sólo faltaba una semana y media para que la policía lo detuviera, el trauma para la propia familia de Penny no había hecho más que empezar.
No sólo tuvo que enfrentarse a la muerte violenta de su hermana y de los hijos de ésta, sino al juicio y la condena a muerte de Longo y al circo mediático que inevitablemente envolvió a su familia. Unos años más tarde apareció el libro, escrito por un antiguo periodista del New York Times. Y ahora está True Story, una película de Hollywood dirigida por el director de teatro británico Rupert Goold y protagonizada por James Franco y Jonah Hill y Felicity Jones. Para Penny no hay escapatoria de Christian Longo.
La historia del asesinato de una familia a manos del único hombre en el que creían poder confiar por encima de todo es totalmente aterradora. Frustrado con su vida doméstica, y luchando contra graves problemas financieros, una noche Longo estranguló a MaryJane en su dormitorio, mató a su hija menor Madison de la misma manera, y luego metió sus cuerpos en maletas. Llevó a sus otros dos hijos dormidos a un puente cercano sobre Lint Slough, una ensenada costera del río Alsea de Oregón, les ató a los tobillos unas fundas de almohada que contenían piedras y luego los arrojó por el puente hasta su muerte.
La policía encontró el cuerpo de Zachery flotando boca abajo en el agua unos días después y emitió una orden de arresto contra Longo. Luego los buzos de la policía localizaron el cuerpo hinchado de Sadie bajo el puente. Pasó casi una semana antes de que las grandes maletas verdes que contenían a MaryJane y Madison fueran descubiertas en un puerto deportivo no muy lejos del piso que la familia había alquilado en la ciudad de Waldport.
Utilizando un número de tarjeta de crédito robado, Longo se había subido a un avión con destino a México y durante los siguientes quince días dijo a la gente que conoció en la ciudad turística de Cancún (incluida una mujer con la que había empezado a acostarse) que era un periodista del New York Times llamado Michael Finkel. Es este extraño detalle, casi incidental en esta horrible historia, el que constituye el pilar central tanto del libro como de la película.
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En noviembre de 2001, un mes antes de que Longo asesinara a su familia, Michael Finkel trabajaba como escritor para la revista del New York Times, que acababa de publicar un reportaje suyo sobre la moderna trata de esclavos en Malí. Pero en la misma época en la que Longo estaba huido en México, Finkel había sido desenmascarado por inventarse al protagonista de su historia y estaba a punto de ser despedido de su puesto en el Times y de caer en desgracia públicamente.
No fue hasta febrero del año siguiente cuando Finkel se enteró de los asesinatos de Longo. Un reportero de un periódico de Oregón le llamó para contarle su tenue conexión con el asesino más malvado del estado en una generación. Para entonces, Longo estaba en la cárcel a la espera de un juicio por asesinato.
Durante los siguientes años, Finkel se convirtió, según sus propias palabras, en un «obseso» de la historia de Longo. Al principio, Longo esperaba que el hombre cuya identidad había asumido le ayudara a ser absuelto (su historia inicial era que MaryJane había matado a Zachery y Sadie, y que cuando había descubierto lo que había hecho había montado en cólera, matándola a ella y a Madison).
Más tarde, después de que Longo admitiera su culpabilidad, Finkel dijo que quería entender cómo podía haber matado a toda su familia. Habló con él por teléfono durante horas, lo visitó en la cárcel 10 veces y alquiló una casa de campo cerca de donde se celebró el juicio de Longo para poder escuchar cada palabra. Luego empezó a trabajar en el libro que esperaba que le reivindicara como periodista.
Como dijo el San Francisco Chronicle en 2005, unos años antes la carrera de Finkel estaba «tan muerta como el periódico de ayer». Ahora, «se ha embolsado un adelanto de medio millón de dólares por su primer libro y ha vendido sus derechos cinematográficos a la productora de Brad Pitt».
Pero Penny Baker-Dupuie dice que Finkel simplemente se está beneficiando de los brutales asesinatos de su hermana, sus sobrinas y su sobrino. Para Dupuie, Longo es un monstruo que nunca se ha arrepentido de los crímenes más horrendos y que nunca debería haber sido objeto de un libro o una película.
Cuando hablo con él por teléfono, Finkel me dice que fue una historia que le eligió a él; una a la que se vio arrastrado. «Y era una historia increíblemente extraña», dice. «Espeluznante. Incómoda. Puede que Chris Longo sea un monstruo, pero yo diría que si uno se aparta e ignora a alguien como Chris puede perderse algo. Si le miramos a los ojos podríamos aprender algo».
Finkel dijo que quería reconciliar a un hombre que había llegado a conocer bien – «la persona brillante y secamente divertida a la que… a veces me refería como mi amigo», escribió en un artículo para la revista Esquire- con el «hombre que había sido condenado por los crímenes más inimaginables.»
Dupuie pensó que ese artículo de Esquire, publicado en 2009, unos años después de que saliera el libro de Finkel, era enfermizo. La idea principal era un plan que Longo había ideado mientras estaba en el corredor de la muerte para donar sus órganos después de ser ejecutado. Se inspiró, dijo, en la película de Will Smith Seven Pounds, en la que Smith mata a siete personas en un accidente de coche y, a modo de reparación, se compromete a donar sus propios órganos, salvando la vida de otras siete personas, después de suicidarse.
Longo quería la ayuda de Finkel para poner en marcha una organización sin ánimo de lucro a la que llamó G.A.V.E. (Gifts of Anatomical Value from the Executed). Longo le dijo a Finkel que la inyección letal hacía que los órganos fueran inviables, pero que un cambio en el procedimiento de ejecución podría cambiar esa situación, y quería enfrentarse a las cuestiones éticas que todavía se interponían en el camino de los hombres y mujeres condenados a donar sus órganos después de la muerte. Si tenía éxito, dijo Longo a Finkel, renunciaría al resto de sus recursos legales, lo que aceleraría su propio viaje a la cámara de la muerte.
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Finkel accedió a la petición de Longo con la condición de que éste le contara la historia completa de lo que ocurrió aquella noche de 2001. El resultado fue un reportaje que entra en detalles forenses sobre la vida de Longo en el corredor de la muerte: su colección de pornografía, la etiqueta de la prisión, incluso los aperitivos que come.
Finkel escribe que la vida inventada de Longo se extiende también detrás de los muros de la prisión. Ha dicho a sus compañeros de prisión que es un niño prodigio de la bolsa, que sigue ganando mucho dinero a través de un corredor de bolsa en el exterior.
Longo le dijo a Finkel que estaba demasiado avergonzado para pedirle dinero a su padre; que era un fracasado y que no tenía otra opción que matar a su familia. Era la primera vez que lo admitía todo, y Finkel, a su vez, obsequió a sus lectores con los intrincados detalles de los asesinatos.
La pregunta que se hace Dupuie es, ¿por qué? ¿Por qué, cuando un jurado había tardado menos de un día en declarar a Longo culpable y condenarlo a muerte, quiso Finkel oírle contar cómo había matado a cuatro miembros de su familia con tanto detalle, y mucho menos escribir sobre ello? ¿Fue simplemente para asegurar la rehabilitación del propio Finkel como periodista – que esta sería la historia para restaurar su reputación?
Y por qué, si Longo realmente sintió la compulsión de donar sus órganos, tuvo que intentar hacerlo tan públicamente? Es más, hacia el final del artículo de Finkel en Esquire, reveló que Longo «decidió no abandonar sus apelaciones después de todo»
Para Dupuie y el resto de la familia de MaryJane, Longo siempre ha sido un mentiroso. Y el último de una larga lista de personas a las que ha engañado, creen, es Michael Finkel.
«Cada vez que Chris cree que ha sido olvidado, hace algo más para volver a ser noticia», dice ella. «Pero ha hecho su dinero con el asesinato de mi hermana y tengo un problema con eso».
Hasta cierto punto Finkel está de acuerdo. «Ella tiene razón», me dice desde Francia, donde está trabajando en un nuevo libro. «Pero no es que haya ido persiguiendo una ambulancia. En realidad es un tema que no suelo elegir. Pero me gano la vida como escritor, como periodista, así que… sí, tiene razón. Soy culpable de los cargos, estoy haciendo algo de dinero con el sufrimiento de su familia.
«Estoy hiriendo a parte de la familia de MaryJane y no me siento bien con eso. ¿Por qué lo hago? ¿La historia? ¿El bien mayor? ¿La ambición? ¿Mi gran ego?»
Le pregunto hasta qué punto True Story trata de la rehabilitación de Mike Finkel, el periodista caído en desgracia. «Una gran cantidad», dice sin inmutarse. «Por supuesto. La historia no es un examen de un asesino. No es un «whodunnit». Sabemos quién lo hizo. Se trata más bien de la relación entre un asesino y un tipo que tenía un atolladero moral en su vida. Elegí una forma muy poco ortodoxa de terapia, pero ahí la tienes».
Pero, se pregunta Finkel, quizá haya un resquicio de esperanza. «En el fondo, sé que a Penny no le agrada mi existencia. No la culpo. Pero tal vez una futura MaryJane -alguien más en la misma situación- dirá ‘maldita sea, estoy casada con un tipo como Chris. Necesito ayuda, necesito protección’. La gente se casa con psicópatas que en la superficie son tipos encantadores y guapos. Así que tal vez haya algo bueno que se pueda hacer aquí».
A lo largo de los años Penny ha escrito a Longo en la cárcel, pero las cartas disminuyeron hace un tiempo. «Al principio le pregunté por qué, pero me di cuenta de que nunca sabría la respuesta porque no tengo la mente de un asesino», dice. Cuando Longo estuvo por primera vez en la cárcel a la espera de juicio, Penny y su hermana Sally intentaron verle en persona. «Finalmente accedió a hablar con nosotras», dice. «Y una de las cosas que le pregunté fue la siguiente: en el momento en que pones las manos alrededor del cuello de tu hijo… ¿cómo lo haces? Pero él no quiso ir allí conmigo. Ahí terminó la conversación.
«Sally se quedó», dice, «pero en lugar de irme, esperé en el pasillo para poder escuchar la conversación. En cierto modo se disculpó con Sally, pero no respondió a sus preguntas. Sí dijo que Zach se había despertado antes de tirarlo por el puente. ¿Cómo es que eso no te detiene?»
Penny dice que la única vez que vio llorar a Longo durante el juicio fue cuando lo sentenciaron. «El único remordimiento que Chris ha mostrado es por lo que esto le hizo a su propia vida. No creo que tenga ningún remordimiento por haber matado a sus hijos».
Dice que recibió una carta de Longo antes del juicio en la que le pedía que dijera a los fiscales que no pidieran la pena de muerte. «En cambio, publiqué su carta», dice. «¿Cómo se atreve a venir a pedirme que le salve la vida?»
Se puso de nuevo en contacto con ella después de que se le ocurriera la idea de donar sus órganos y lanzar su obra benéfica. «Quería que mi familia también lo apoyara», me dice. «Creo que pensó que tendría más publicidad. Le dije que podría haber salvado cuatro vidas y decidió no hacerlo. Sabía que era una estafa: que lo hacía por la publicidad».
(En 2014, Longo ofreció sus riñones a un hombre de Oregón tan desesperado por un trasplante que se había visto obligado a ponerse al lado de la carretera sosteniendo un cartel; el hombre lo rechazó.)
Penny dice que desde su encarcelamiento ha seguido cada movimiento de Longo como un halcón, pero que cuando a su prometido le diagnosticaron cáncer hace unos años, «aflojó las riendas». Ya no podía ocuparse emocionalmente de Longo. Y cree que la película True Story, basada en el libro de Finkel, se empezó a producir cuando su atención estaba en otra parte.
Con el paso del tiempo, dice que esperaba que la película no se hiciera; que muchas películas se optan sólo para caer en el primer obstáculo cuando la financiación no se materializa. «Pero mi padre recibió una llamada de la productora en Navidad para avisar a mi familia de que iban a empezar a emitir los trailers».
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Su hermana mayor, Jenny, fue la más devastada por el estreno de la película, dice. ¿Y qué hay de ti, pregunto? «He aprendido a lidiar con las cosas con el tiempo. No es que eche menos a MaryJane. En cierto modo, la echo más de menos -pienso en mi hermana todos los días-, pero tuve que encontrar la manera de seguir adelante con mi vida».
La ejecución de Longo -si es que llega a producirse- no le dará un cierre. Actualmente hay una moratoria sobre las ejecuciones en Oregón y el estado no ha aplicado la pena de muerte desde 1997. «Pero significará que ya no tendré miedo. Hasta que Chris no esté muerto nunca me sentiré segura», dice.
James Franco no intentó reunirse con Longo para preparar True Story: «No encuentro ninguna necesidad de humanizarlo», dijo a un periodista. «Es el peor ser humano que he interpretado. Odio a este tipo… No quiero darle ningún tipo de refuerzo positivo».
Penny ha visto la película: fue con su padre y su madrastra en abril, el día que se estrenó en Estados Unidos, eligiendo una proyección a la 1 de la tarde para que el cine estuviera vacío. «Me enfadó mucho», dice. «Debería haber un descargo de responsabilidad al principio: Es una historia de Mike Finkel para excusar de alguna manera las cosas que ha hecho y ganar dinero. Se trata de un asesino y estafador. No hay una sola cosa en esta película que haga algún bien al mundo. Nada.
«Si conocieras a MaryJane, sería la persona más dulce, amable y generosa que conocí. Y esa es la única razón por la que Chris fue capaz de hacer lo que hizo: porque ella le quería mucho, sin importar cuántas veces le mintiera. Me gustaría que la gente escuchara la historia de MaryJane. No la de dos personas con todo por ganar. Esa es la verdadera historia».
