Granadero, soldado especialmente seleccionado y entrenado para lanzar granadas. Los primeros granaderos (finales del siglo XVI) no estaban organizados en unidades especiales, pero a mediados del siglo XVII formaban compañías especiales dentro de los batallones. Se necesitaba una fuerza y un valor excepcionales para lanzar la granada, y los accidentes no eran infrecuentes. Los granaderos recibían una paga más alta y privilegios especiales, y se distinguían por su altura, su elegante uniforme y su alto tocado en forma de mitra (shako). Armados con pesadas hachas para cortar barricadas y otros obstáculos, se empleaban especialmente en la guerra de asedio y de trincheras.

Edward Percy Moran: Batalla de Bunker Hill

Granaderos británicos en la batalla de Bunker Hill, pintura de Edward Percy Moran, 1909.

Biblioteca del Congreso, Washington, D.C.

Durante el siglo XVIII se produjo un declive gradual en el uso de granadas, pero los granaderos se mantuvieron como tropas de élite. La adopción gradual en toda Europa del batallón de cuatro compañías fomentó progresivamente el reclutamiento de formaciones separadas de granaderos, pero sus funciones llegaron a diferir poco de las de los regimientos ordinarios de línea. Los granaderos a caballo hicieron una breve aparición en las fuerzas británicas y belgas. En la Primera Guerra Mundial, las subunidades de los batallones fueron entrenadas tanto para lanzar granadas de mano como para disparar granadas de fusil. Desde entonces, el granadero ha desaparecido como tipo especial de infantería, y el término ha quedado obsoleto, salvo en nombres históricos como el de la Guardia de Granaderos.

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