Tabla de contenidos
- Verdades fundamentales
- Pasos a seguir antes de confesarse
- Oración antes de hacer el examen de conciencia
- Pasajes bíblicos Pasajes que hay que leer
- Ritual para el examen de conciencia
- Preguntas basadas en Los Diez Mandamientos
- Inmediatamente antes de la confesión
- Durante la confesión
- Después de la confesión
La confesión sacramental no es una formalidad. Es una etapa decisiva en el largo proceso de nuestra conversión moral. Es la clave de la paz mental y de la mejora. Pero, para obtener estos beneficios, debemos tener claras algunas verdades fundamentales y aplicarlas a nuestra situación personal.
- Dios nos ama inmensamente y quiere nuestra felicidad eterna.
- Podemos disfrutar de esta felicidad eterna sólo si utilizamos nuestra libertad para vivir según su voluntad.
- Cualquier negativa a comportarse según la voluntad de Dios es un PECADO, cuya gravedad depende de:
- La acción que hagamos u omitamos,
- Nuestro grado de conciencia, nuestra intención y grado de libertad, y
- Las circunstancias.
- Como rechazo a responder al amor de Dios, el pecado es un acto de ingratitud, orgullo y rebeldía contra Él.
- Cuando pecamos nos alejamos de Dios, y nos damos a nosotros mismos o a otras criaturas la atención y el amor que deberían dirigirse sólo a Él.
- Al hacerlo, causamos un daño a nosotros mismos y a los demás porque alteramos el orden establecido por el Creador.
- En su amor divino, Dios está siempre dispuesto a perdonarnos. De hecho, nunca deja de llamarnos a Él y a un comportamiento adecuado.
- Si queremos disfrutar del perdón de Dios, debemos responder a su invitación a:
- dejar de pecar,
- abandonar las situaciones de pecado y
- volver a Él con un corazón contrito.
- También debemos buscar su perdón a través del ministerio de la Iglesia, según el pensamiento de Jesús cuando dio a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados (ver Jn 20,22s).
- La recepción del perdón de Dios a través del sacramento de la Penitencia produce en nosotros una verdadera resurrección espiritual: resucitamos a una nueva vida de gracia. Por medio de este sacramento nos reconciliamos con Dios, con la Iglesia con el prójimo y con nosotros mismos.
Volver al principio
Lo más importante no es «confesarse», sino «hacer una buena confesión», es decir,
- acudir a este sacramento sinceramente arrepentidos de nuestros pecados;
- confesarlos con toda humildad y honestidad;
- estar dispuestos a enmendarlos;
- decididos a no cometer pecados en el futuro, y a vivir según la voluntad de Dios.
Para hacer todo esto, un paso esencial es hacer un profundo examen de conciencia. Esto incluye:
- conseguir la conciencia de la gravedad y el número de los propios pecados, ya sea en los pensamientos, en las palabras o en las obras, ya sea que consistan en algo malo que hemos cometido, o en algo bueno que deberíamos haber hecho y que hemos dejado de hacer (pecados de omisión);
- darse cuenta de que, con nuestros pecados, hemos ofendido a Dios, hemos renovado la causa del sufrimiento y la muerte de Jesucristo, y hemos causado un daño a nuestro prójimo y a nosotros mismos.
Ayudas valiosas para hacer un buen examen de conciencia son:
- la oración al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos sincere;
- la lectura de algún pasaje de la Escritura pertinente que nos ayude a redescubrir la gravedad de nuestra pecaminosidad, la grandeza del amor de Dios por nosotros y su disposición a perdonarnos;
- el repaso de conjuntos de preguntas relativas a nuestros deberes para con Dios, el prójimo y nosotros mismos.
Volver al principio
Antes del examen de conciencia, seleccionar y leer sólo uno de los siguientes:
Antiguo Testamento
Is 1:16-18; Jer 3:12b-14a; Ez18:23.30b-32; Sir 28:2-7 Nuevo Testamento
Mt 5:17-19; Mt 5:20-24. 27-48; Mt 7:1-5; Mt 25:31-46; Lc 15:1-7; Lc 15:11-32; Lc 19:1-10; Jn 20:19-23; 1Cor 13:1-7; Ef 4:17-20.25-32.5:1-7; Ef 5:1-7; Ef 5:8-15.19.20-21; Fil 4:8-9; Col 3:1-10; Col 3:12-17; Col 3:18-21; Ap 3:20
Reflexiona en oración sobre la Palabra de Dios que acabas de leer.
Volver al principio
Hay varias maneras de hacer un buen examen de conciencia.
Una bastante común consiste en revisar nuestra vida a la luz de los Diez Mandamientos y ver si, con qué frecuencia y con qué gravedad hemos faltado a ellos.
Otra forma consiste en reflexionar sobre las virtudes cristianas básicas (por ejemplo: la fe, la esperanza, el amor a Dios y al prójimo, la paciencia, la pureza, la honestidad, etc.), y ver si las hemos practicado o no.
También hay otras formas de hacer un examen de conciencia, pero lo esencial es ponernos en presencia de Dios Todopoderoso y preguntarnos, con total honestidad, si le agradamos, y si no, por qué.
Preguntas preliminares
- ¿Cuándo hice mi última confesión? ¿Fue una «buena confesión»?
- ¿Hice alguna promesa especial al Señor en aquella ocasión? ¿Cumplí esa promesa?
- ¿He cometido algún pecado grave o mortal desde mi última confesión?
Volver al principio
- No tendrás dioses falsos delante de mí.
- ¿Es Dios la realidad más importante en mi vida?
- ¿He tenido dudas sobre mi fe católica?
- ¿He leído libros o visto programas/películas en contra de mi fe católica?
- ¿Soy supersticioso? Creo en la adivinación, la astrología, la quiromancia, la brujería?
- ¿He confiado siempre en el Señor, especialmente en medio de las adversidades y las pruebas?
- ¿Hay algún «dios menor» en mi vida: el dinero, los placeres, el éxito, la popularidad, el poder?
- No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.
- ¿Utilicé el nombre de Dios sin respeto?
- ¿Maldije?
- ¿Cumplí las promesas que le hice a Dios?
- ¿Hablé sin respeto de Jesús, de María y de los demás santos?
- Acuérdate de santificar el día del Señor.
- ¿Participo devota y puntualmente en la misa dominical?
- ¿Rezo regularmente todos los días, al menos por la mañana y por la tarde?
- ¿He leído algún pasaje de la Sagrada Escritura todos los días?
- ¿Qué interés tengo en conocer mejor mi fe y en ayudar a los demás (incluidos mis amigos, compañeros de oficina/clase y familiares) a hacerlo?
- Honra a tu padre y a tu madre (para los hijos).
- ¿No mostré amor a mis padres y otros parientes?
- ¿Fui irrespetuoso o desobediente con ellos?
- ¿Los ayudé cuando pude?
- ¿Los decepcioné? ¿Cómo?
- ¿Respeté a mis profesores, a mi párroco y a otras personas con autoridad?
- ¿Respeté las normas de mi colegio?
(Para los padres) - ¿Crié a mis hijos con amor propio y verdadera preocupación?
- ¿Fui demasiado duro o demasiado indulgente con ellos?
- ¿Les di mal ejemplo en mi forma de hablar o de actuar?
- ¿No los guié con mi buen ejemplo?
- ¿He procurado que mis hijos reciban la debida instrucción religiosa y participen activamente en nuestra comunidad y organizaciones cristianas?
- ¿Los he motivado para una vida comprometida en la iglesia y en la sociedad?
- No matarás.
- ¿Herí a alguien con mis palabras o acciones?
- ¿Me negué a ayudar a personas necesitadas cuando tuve la oportunidad y los medios para hacerlo?
- ¿Difundí rumores negativos sobre los demás?
- ¿Dije malos ejemplos?
- ¿Hice todo lo posible para compensarlo?
- ¿Guardé rencores?
- ¿Me disculpé con prontitud y sinceridad?
- ¿Fui decisivo para llevar a otros al pecado a través de mis palabras o acciones?
- ¿Fui respetuoso con las opiniones y creencias de los demás?
- ¿Le quité la vida a alguien?
- ¿Causé algún daño físico o pérdida moral a otros?
- ¿Hice todo lo posible por compensarlo?
- ¿Me inscribí en alguna organización violenta?
- ¿Aprobé o consentí, recomendé, busqué o participé activamente en el aborto?
- ¿Contribuí a la contaminación del medio ambiente?
- ¿Cuidé de mi salud física y mental?
- ¿Fumé, bebí inmoderadamente, consumí drogas nocivas o hice algo que perjudicara mi salud o la de los demás?
- No cometerás acciones impuras&
- No codiciarás la mujer de tu prójimo.
(Para todos)- ¿Miré fotos, espectáculos, películas inmodestas…o leí libros y otras publicaciones que despertaron en mí fantasías sexuales y que pueden llevarme a pecar contra la castidad?
- ¿Me entretuve con pensamientos inmodestos o consentí deseos impuros?
- ¿Cometí alguna acción impura por mí mismo o con otros?
- ¿Fui prudente y reservado en el trato con personas del sexo opuesto, casadas o no?
- ¿Me involucré en conversaciones o bromas que pudieran llevarme a mí y a otros a cometer pecados contra la pureza?
- ¿Tuve relaciones sexuales prematrimoniales?
(Para personas casadas) - ¿Fui fiel a mi esposa/esposo, tanto en mis pensamientos como en mi comportamiento?
- ¿Tomé píldoras o usé medios artificiales para evitar el embarazo?
- ¿Alenté a otros a hacerlo?
- ¿Utilicé el matrimonio para expresar mi amor desinteresado por mi esposa/esposo, o sólo para satisfacer mis impulsos sexuales?
- No robarás &
- No codiciarás la propiedad de tu prójimo.
- ¿Fui respetuoso con la propiedad ajena?
- ¿Dañé la propiedad pública?
- ¿Robé algo?
- ¿Devolví lo que robé, u ofrecí una compensación adecuada?
- ¿Hice trampa en la escuela o en los negocios? ¿Fui honesto en mi trabajo, cumpliendo con mi deber de la mejor manera posible?
- ¿Fui justo en el pago de mis empleados, mis impuestos y otras cuotas?
- ¿Envidié los medios materiales o el éxito de otras personas?
- ¿Perdí el tiempo y las oportunidades?
- ¿Fui codicioso?
- ¿Utilicé los recursos naturales de forma egoísta?
- No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.
- ¿Dije mentiras para defender mi orgullo o para causar daño a otros?
- ¿Dije falso testimonio en la corte?
- ¿Revelé secretos que me habían sido confiados?
- ¿Revelé faltas secretas de otros?
- ¿Acusé a alguien falsamente?
- ¿Juzgué a otros precipitadamente?
- ¿Soy una persona parcial?
- ¿Soy capaz de equilibrar la verdad y la caridad?
Volver al principio
- Pide humildemente y con sinceridad el perdón del Señor y la gracia que necesitas para evitar el pecado en el futuro;
- Trata de identificar las causas internas de tus pecados: inclinaciones erróneas, debilidades personales, malos hábitos… y mira qué puedes hacer para eliminar al menos una de estas «causas». Esto significa: resolver trabajar seriamente en ser una mejor persona, ya sea deshaciéndose de un defecto moral grave, o fortaleciendo una buena cualidad moral (virtud);
- Pide al Señor la gracia de hacer una confesión sincera y completa.
Volver al principio
Haz la señal de la cruz y di:
- Bendíceme, Padre, porque he pecado.
Deja que el sacerdote te dé su bendición y añada la exhortación que se le ocurra. Escuche en oración y con el corazón abierto, y luego diga:
- Mi última confesión buena fue… hace. Desde entonces, he cometido los siguientes pecados:…
Confiesa tus pecados con claridad y sinceridad, empezando por los más difíciles o embarazosos.
Si te sientes nervioso, o inseguro sobre algunos pecados, pide al sacerdote que te ayude.
Recuerda que es necesario especificar el número de pecados mortales, junto con las circunstancias que aumentan su gravedad.
Cuando hayas terminado de confesar todos los pecados que recuerdes, di:
- Por estos pecados todos los de mi vida pasada, especialmente los pecados contra…(mencione las virtudes más importantes, como la caridad, la honestidad, la pureza, etc.) le pido la absolución y la penitencia, Padre.
El confesor le dará algunos consejos pertinentes. También te dará una penitencia adecuada para que la realices después del sacramento de la confesión. A su invitación, reza el Acto de Contrición.
El acto de contrición lo puedes decir con tus propias palabras, o recitando el siguiente o uno similar:
Oh Dios mío, me arrepiento de corazón
de haberte ofendido.
Detesto todos mis pecados,
porque temo la pérdida del cielo
y las penas del infierno;
pero sobre todo porque te ofenden a ti,
mi Dios, que eres todo bueno
y merecedor de todo mi amor.
Resuelvo firmemente, con la ayuda de tu gracia,
no pecar más, hacer penitencia,
y enmendar mi vida. Amén.
Después de haber recitado el Acto de Contrición, inclina la cabeza y recibe la absolución del sacerdote con humildad y gratitud. Sigue sus palabras con atención y únete a él para decir el «¡Amén!» final.
Volver al principio
Arrodíllate ante el altar o ante una imagen de Nuestro Señor, y agradece el don de esta confesión. Renueva tu propósito y pídele ayuda para superar futuras tentaciones. Con Santo Domingo Savio repite la oración-compromiso sintetizada en el lema: La muerte, antes que el pecado.
Si la penitencia dada por el confesor consiste en algunas oraciones a recitar, recítelas en voz baja y con devoción.
Sonríe a Jesús con gratitud. Levántate alegre y confiado porque el Señor ha sido misericordioso contigo. Vive para Él cada minuto de tu vida, y que todos vean lo maravilloso que es servir al Señor.
Volver al principio
El texto completo de este folleto, incluidas las lecturas bíblicas, se encuentra en el folleto:
«LA CONFESIÓN: EL CAMINO HACIA LA CURACIÓN ESPIRITUAL, EL CRECIMIENTO Y LA LIBERTAD».
Palabra &Publicaciones Vida
Compuesto Don Bosco
A. Av. Amaiz. Cor C. Roces Ave.
P.O. Box 1820, MCPO
1258 Makati, Metro Manila, Filipinas