Lázaro Cárdenas, cuyo nombre completo es Lázaro Cárdenas del Río, (nacido el 21 de mayo de 1895, Jiquilpan, México – fallecido el 19 de octubre de 1970, Ciudad de México), presidente de México (1934-40), destacado por sus esfuerzos para llevar a cabo los objetivos sociales y económicos de la Revolución Mexicana. Distribuyó tierras, facilitó préstamos a los campesinos, organizó confederaciones obreras y campesinas y expropió y nacionalizó industrias de propiedad extranjera.

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Cárdenas era en gran parte de ascendencia indígena. Después de una educación rudimentaria, recibió su primer empleo en una sucursal local de la Oficina de Ingresos Públicos.

En febrero de 1913 el presidente Francisco Madero, que había encabezado la lucha para derrocar la larga dictadura de Porfirio Díaz, fue tomado prisionero y asesinado por orden del general rebelde Victoriano Huerta, que ahora se hizo con el control del gobierno. La represiva dictadura militar de Huerta provocó casi inmediatamente una guerra civil, y Venustiano Carranza encabezó las nuevas fuerzas revolucionarias. A los 18 años, Cárdenas se unió a una rama del ejército revolucionario dirigida por el general Guillermo García Aragón, y en un año alcanzó el grado de capitán. Cuando las fuerzas revolucionarias se dividieron en facciones opuestas, se mantuvo fiel a Carranza, cuyo ejército triunfó en 1920. En ese año Cárdenas fue nombrado general, el rango más alto del ejército mexicano, y continuó participando en campañas militares hasta 1929.

Al igual que la mayoría de los líderes militares revolucionarios, el general Lázaro Cárdenas también fue activo políticamente, y en 1928, a la edad de 33 años, fue elegido gobernador de su estado natal de Michoacán. Desempeñó el cargo durante todo un mandato, hasta 1932. Cárdenas también desempeñó un papel importante en la formación de un partido de ámbito nacional para reforzar el régimen revolucionario. Bajo el liderazgo del ex presidente Plutarco Elías Calles, en el cargo de 1924 a 1928, se lanzó el Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, y al año siguiente el gobernador Cárdenas fue elegido presidente del partido. Cárdenas se esforzó por transformar el PNR, que era una federación de partidos estatales, cada uno de ellos dirigido por un caudillo político-militar, en un partido verdaderamente nacional y un elemento importante de estabilidad en el régimen revolucionario. Cárdenas fue ministro de Gobernación durante seis semanas en 1931 y ministro de Guerra y Marina durante cinco meses en 1933. De este último cargo se retiró para convertirse en el candidato del PNR a la presidencia en las elecciones de 1934.

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Cárdenas resultó ser un extraordinario candidato presidencial. Aunque su elección estaba asegurada, pasó el año entre su nominación y el día de los comicios realizando una intensa campaña. Visitó prácticamente todas las ciudades, pueblos y aldeas del país, reuniéndose con los líderes locales y con los ciudadanos de a pie y creando un amplio seguimiento personal en todas las partes del país. Durante esta campaña, dejó clara su intención de llevar a cabo el plan sexenal de reformas sociales y económicas del PNR.

Una vez elegido presidente, Cárdenas se movió con cautela al principio. El ejército, la administración civil y gran parte de la estructura política del régimen seguían bajo el control del ex presidente Calles, que había ejercido una gran influencia mientras estaba en el poder. Durante su primer año en el cargo, el presidente Cárdenas dedicó gran parte de su tiempo a establecer su propia influencia en estas ramas de la administración. Finalmente, se sintió lo suficientemente fuerte como para enviar a Calles al exilio en Estados Unidos en 1936.

Como presidente, Cárdenas llevó a cabo una amplia gama de reformas. En el marco del programa de reforma agraria, distribuyó a los campesinos casi el doble de tierra que todos sus predecesores juntos, de tal manera que al final de su administración cerca de la mitad de las tierras cultivadas del país estaban en manos de agricultores que antes no tenían tierra. También amplió los servicios de los bancos públicos para que los campesinos que habían recibido tierras en el marco de la reforma pudieran pedir préstamos. En un esfuerzo por proporcionar una base política al programa de redistribución de tierras, organizó a todos sus beneficiarios en una nueva Confederación Nacional Campesina (CNC). Este fue un paso más en el fortalecimiento de la estructura política general de su nuevo régimen. Otro paso importante en esta dirección se dio a principios de 1936, cuando la mayoría de las centrales obreras dispersas del país se organizaron en la Confederación de Trabajadores de México, que, durante la siguiente generación, siguió representando al menos a la mitad de los trabajadores organizados del país.

Cárdenas también reorganizó el partido gubernamental. En 1938 una convención nacional reestructuró el partido y lo rebautizó como Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Mientras que en el pasado sólo los empleados del gobierno y los aspirantes a políticos eran miembros del partido, el nuevo esquema organizativo permitió que los grupos de masas se unieran directamente al PRM. Se establecieron cuatro «sectores» del partido: laboral, campesino, «popular» y «militar». La mayoría de los grupos laborales nacionales se afiliaron al primero; la CNC constituyó el segundo; una variedad de grupos de clase media conformaron el tercero; y las fuerzas armadas se incorporaron al último. En la siguiente administración se suprimió el sector militar, y desde entonces el papel de los militares en la política mexicana se ha reducido considerablemente.

La administración de Cárdenas fue más conocida fuera de México por sus esfuerzos para expropiar las industrias de propiedad extranjera. En 1937 el gobierno expropió los principales ferrocarriles del país, y en marzo de 1938 el presidente Cárdenas firmó un decreto para nacionalizar la industria petrolera del país. Después de efímeros experimentos de poner ambas industrias bajo el control de sus sindicatos de trabajadores, fueron colocadas bajo corporaciones públicas autónomas, que debían funcionar más o menos como cualquier otra gran industria privada.

Cuando su mandato llegó a su fin, el presidente Cárdenas presidió la elección de su sucesor, el general Manuel Ávila Camacho. Su intención era retirarse de la vida política activa. Sin embargo, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en la que México participó activamente a principios de 1942, Cárdenas volvió a ocupar cargos públicos. Fue ministro de Defensa Nacional de 1943 a 1945, y en el último año de su mandato fue nombrado comandante en jefe del ejército mexicano. Se retiró de nuevo a finales de 1945.

Durante los siguientes 16 años, no ocupó ningún cargo público. Sin embargo, en 1961, Cárdenas se convirtió en el miembro ejecutivo de la Comisión del Valle del Río Balsas, que dirigía uno de los principales organismos de electrificación y desarrollo regional del país, en el estado de Guerrero. A pesar de que sus responsabilidades se redujeron drásticamente, siguió siendo una figura importante en la política nacional. Se convirtió en el símbolo de la izquierda en el partido gubernamental, que pasó a llamarse Partido Revolucionario Institucional en 1946. Siguió siendo el principal defensor de la reforma agraria de tipo cooperativo y el principal opositor a la influencia económica y política de Estados Unidos en México. Cárdenas nunca se retiró del partido gubernamental, aunque siguió apoyando a organizaciones políticas alternativas. A principios de la década de 1960 patrocinó un grupo rival de la CNC, la Confederación Nacional Campesina Independiente, y patrocinó -pero nunca se unió- a una coalición política de izquierdas, el Movimiento de Liberación Nacional.

Después de la victoria de la revolución de Fidel Castro en Cuba en 1959, Cárdenas se convirtió en el aliado más contundente de los revolucionarios cubanos en México. Sin embargo, la influencia política de Cárdenas disminuyó sustancialmente durante los últimos años de su vida. No obstante, siguió siendo una figura muy controvertida y un punto de encuentro para quienes criticaban las políticas de las administraciones sucesivas.

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