CHICAGO — Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern han puesto en marcha un estudio para determinar la eficacia de la melatonina para aliviar el insomnio en las semanas iniciales del tratamiento con Prozac (R).

Los investigadores creen que la hormona melatonina puede no sólo mejorar el sueñosino también disminuir la depresión que ha sido exacerbada por la privación del sueño. Muchos pacientes que empiezan a tomar antidepresivos como el Prozac (R) siguen sufriendo insomnio durante el período de tres a cinco semanas que transcurre antes de que el fármaco surta efecto. El insomnio es uno de los síntomas más comunes -y debilitantes- de la depresión, que afecta a la vida de casi el 15 por ciento de la población adulta.

La melatonina, una hormona que desempeña un papel vital en el ajuste del reloj biológico del cuerpo, ha recibido una amplia atención por su capacidad para inducir el sueño en las personas y para «reajustar» los ritmos circadianos del cuerpo resultantes del desfase horario y otros trastornos del sueño.

La melatonina del estudio de la Northwestern ha sido sometida a rigurosas pruebas por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos para garantizar su pureza y seguridad para su uso en humanos. Los farmacéuticos del Northwestern Memorial Hospital prepararán especialmente las cápsulas de melatonina para el estudio de acuerdo con las estrictas directrices de la FDA para garantizar su calidad y potencia uniformes. Este proceso también ayudará a los investigadores a determinar la cantidad de melatonina necesaria para restablecer el sueño normal.

Un reciente estudio canadiense descubrió que muchas píldoras etiquetadas como melatonina en las tiendas de alimentos y medicamentos tenían cantidades limitadas de melatonina o no contenían melatonina en absoluto.

Para poder participar en el estudio de la Universidad Northwestern, los voluntarios deben tener entre 18 y 65 años, tener un diagnóstico actual o presunto de depresión, padecer insomnio y no tener ninguna enfermedad crónica. Además, los individuos deben dejar de tomar medicamentos antidepresivos durante al menos dos semanas antes de entrar en el estudio. Las mujeres deben ser posmenopáusicas, estar esterilizadas o utilizar métodos anticonceptivos fiables distintos de la abstinencia.

Maria Caserta, M.D., profesora asociada de psiquiatría y ciencias del comportamiento e investigadora del Centro Asher para el Estudio y Tratamiento de los Trastornos Depresivos en Northwestern, es la investigadora principal del estudio.Entre los coinvestigadores se encuentran Margarita L. Dubocovich, profesora de farmacología molecular; Howard Tushman, M.D., médico residente del departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento; y Monica I. Masana, profesora asistente de investigación de farmacología molecular.

Este estudio está financiado por el Centro Asher para el Estudio y Tratamiento de los Trastornos Depresivos del departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Facultad de Medicina y el Programa de Descubrimiento de Fármacos de la Universidad Northwestern.

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