Objetivo: Examinar si saltarse el desayuno o el almuerzo aumentó el contenido energético de la siguiente comida y cambió el contenido energético diario total y la calidad de la ingesta de alimentos medida por el Índice de Alimentación Saludable 2010 (IES-2010).
Diseño: Se compararon las medias entre los días de ingesta y los patrones de comida. Se utilizó un modelo multivariante de efectos fijos individuales para tener en cuenta las preferencias individuales de ingesta de alimentos y calidad de la dieta.
Entorno: Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición, 2007-2016.
Participantes: Adultos de 18 años o más que informaron de 2 d (periodos de 24 horas) de ingesta dietética y no estaban embarazadas o en periodo de lactancia (n 23 488).
Resultados: Los adultos consumieron 193 kJ más en el almuerzo después de saltarse el desayuno y 783 kJ más en la cena después de saltarse el desayuno y el almuerzo. Saltarse al menos una comida redujo la ingesta diaria total entre 1.053 (desayuno) y 1.464 (cena) kJ y redujo la puntuación diaria del IES. Saltarse el desayuno o la comida redujo las puntuaciones de los componentes del IES para la fruta, los cereales integrales, los lácteos y la energía vacía; saltarse la comida redujo las puntuaciones de los componentes para la fruta, las verduras, los cereales integrales, los lácteos, el marisco y las proteínas vegetales, y la energía vacía. Saltarse la cena redujo las puntuaciones de los componentes de verduras, hortalizas y legumbres, lácteos, alimentos proteicos, mariscos y proteínas vegetales, y energía vacía. Saltarse una o más comidas aumentó las puntuaciones de los componentes para el total de verduras (desayuno), cereales integrales (cena), Na (almuerzo o cena) y cereales refinados (desayuno, almuerzo o cena).
Conclusiones: Saltarse las comidas (sobre todo la cena) reduce la ingesta energética diaria, pero la reducción de la calidad de la dieta diaria (sobre todo cuando se salta el desayuno) puede repercutir negativamente en la salud a lo largo del tiempo.
