El Maglemosiano

El nivel de las culturas intensivas en la recolección de alimentos de principios del Holoceno en el Viejo Mundo se conoce mejor en el noroeste de Europa, y es con respecto a esta zona que el término Mesolítico tiene mayor vigencia para denominar los vestigios arqueológicos. Un ejemplo clásico de estos vestigios procede del yacimiento de la ciénaga de Maglemose, en Dinamarca, aunque existen materiales comparables desde Inglaterra hasta las tierras orientales del Báltico. Estas turberas eran probablemente lagos más o menos pantanosos en el Mesolítico. Hacia el año 6000 a.C., cuando floreció la cultura maglemosiana, se han encontrado rastros de cabañas con suelos cubiertos de corteza. Han aparecido hachas de sílex para la tala de árboles y azuelas para trabajar la madera, así como una variedad de herramientas de sílex más pequeñas, incluyendo un gran número de escamas microlíticas. Éstas se montaron como puntas o púas en flechas y arpones y también se utilizaron en otras herramientas compuestas. Había azuelas y cinceles de asta o hueso, además de agujas y alfileres, anzuelos, arpones y lanzas de pescado de varias puntas. Han aparecido algunas herramientas más grandes, de piedra molida (por ejemplo, cabezas de garrote). También se han conservado utensilios de madera debido a las cualidades de conservación inusualmente favorables de las ciénagas; se han descubierto arcos, cañas de flecha, mangos de hacha, remos e incluso una canoa excavada. Las redes de pesca se fabricaban con fibra de corteza. Hay pruebas fehacientes de que los yacimientos maglemosianos sólo estaban ocupados estacionalmente. Se cazaba con éxito a los ciervos y se capturaban peces y aves acuáticas, y parece posible que se utilizaran diversas variedades de plantas palustres. En Star Carr, en el norte de Inglaterra, hay indicios de que existían cuatro o cinco cabañas en el asentamiento, con una población de unas 25 personas.

Esta descripción del Maglemosiense debe bastar para representar una considerable variedad de manifestaciones europeas del nivel de recolección intensificada de alimentos después del Pleistoceno. Los catálogos del aziliense y tardenoisiense de Europa occidental, del ahrensburgués del norte de Alemania, del asturiano de España, etc., diferirían cada uno de ellos en los detalles, pero todos apuntarían en la misma dirección general en cuanto a la interpretación histórico-cultural.

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