Pancho Villa nació como Doroteo Arango el 5 de junio de 1878, en San Juan del Río, Durango. Su vida de campesino huérfano terminó, según la tradición, cuando defendió a su hermana contra el hacendado. Se convirtió en jefe de bandoleros y comerciante de caballos, cambió su nombre y finalmente se unió a los maderistas en Chihuahua bajo el mando de Abraham González.

Sin educación formal, Villa aprendería los objetivos revolucionarios por su asociación con Francisco Madero y su movimiento. Villa se rebeló contra el régimen de Porfirio Díaz y, debido a sus éxitos como guerrillero, su conocimiento del terreno y su habilidad como organizador, recibió el rango de coronel. El 11 de mayo de 1911, sus fuerzas y las de Pascual Orozco atacaron y capturaron Ciudad Juárez en contra de las órdenes de Madero. La victoria marcó el triunfo de la revolución de Madero.

Después de que Madero asumiera la presidencia, Villa regresó a la vida civil como empresario, pero la rebelión de Orozco en 1912 lo hizo volver a la lucha, defendiendo el régimen de Madero primero de manera independiente y luego bajo las órdenes de Victoriano Huerta. Encarcelado y a punto de ser fusilado por Huerta por insubordinación, Villa se salvó gracias a la intervención de Raúl Madero, hermano del Presidente. Encarcelado durante un tiempo, escapó a Estados Unidos. Volvió a entrar en México con un puñado de compañeros para luchar contra el usurpador Huerta tras la muerte de Madero. Para septiembre de 1913 ese puñado se había convertido en el núcleo de la División del Norte de Villa.

En la lucha contra Huerta, Villa mantuvo una incómoda alianza con Venustiano Carranza y Emiliano Zapata. Los villistas tomaron Torreón y ganaron la crucial batalla de Zacatecas (23 de junio de 1914). Para entonces las irritaciones se habían acumulado y hacían inevitable el conflicto una vez vencido el enemigo común. En parte las diferencias eran ideológicas, pero lo más significativo era el choque de personalidades: el terco Carranza, orgulloso de sus prerrogativas como primer jefe, y el indomable e indisciplinado Villa.

Después de que la abortada Convención de Generales de Carranza en la capital se trasladara a la «zona neutral» de Aguascalientes, los zapatistas lograron dominar ideológicamente la reunión mientras los villistas mantenían el control militar. Villa fue nombrado jefe de las operaciones militares de la Convención contra Carranza y con Zapata ocupó la ciudad de México en diciembre de 1914. El gobierno de la Convención no podía mandar a su propio comandante. Villa vivía según su propio código personal, más allá de la autoridad y la ley. Tomaba lo que le apetecía, ya fueran mujeres o la vida de los hombres.

La coordinación entre zapatistas y villistas resultó difícil, si no imposible. El gobierno de la Convención se vio obligado a abandonar la capital ante el avance de Álvaro Obregón desde el sureste. Villa se retiró hacia el norte, donde fue derrotado en las batallas más masivas de la revolución, en Celaya y León en la primavera de 1915. El poder de la División del Norte se rompió, y el mito de la invencibilidad de la caballería de Villa (los famosos dorados) se hizo añicos.

Villa se retiró a Chihuahua, que siguió controlando, y se le atribuye la introducción de reformas que incluían cierto reparto de tierras. En marzo de 1916, enojado por el reconocimiento de Carranza por parte de Estados Unidos, Villa atacó Columbus, N. Mex. Durante casi un año, la expedición punitiva del general Pershing intentó sin éxito capturar o destruir al «Centauro del Norte». Algunos grupos villistas fueron dispersados, y el propio Villa fue herido, pero la postura poco cooperativa del régimen de Carranza y la aparente inevitabilidad de la guerra con Alemania aceleraron la retirada de las fuerzas.

Villa continuó el acoso guerrillero al gobierno de Carranza hasta que el régimen fue derrocado por la rebelión de Agua Prieta en 1920. El gobierno interino de Adolfo de la Huerta llegó a un acuerdo por el que Villa aceptó dejar las armas y aceptar el rango de general de división y el rancho de Canutillo, Durango, para apoyarlo a él y a su escolta.

Pancho Villa fue asesinado el 20 de junio de 1923 en Parral por obregonistas aparentemente temerosos de que pudiera salir de su retiro para oponerse a la elección de Plutarco Calles. Más de cuatro décadas después el Congreso mexicano votó para inscribir su nombre en oro en las paredes de la cámara con otros héroes de la Revolución Mexicana.

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