CONTEXTO
Las pruebas prenatales no invasivas (NIPT) se basan en el análisis del ADN libre de células (cfDNA) en la sangre materna. La mayor parte del ADNc en la sangre materna procede de la propia madre, mientras que el componente fetal (ADNcf) aporta aproximadamente el 10-20% del total. El ADNcf está presente en la sangre materna desde el inicio del embarazo.1 Emana de la placenta, pero representa la totalidad del genotipo fetal y se elimina rápidamente de la circulación materna a las pocas horas del parto, por lo que es específico del embarazo. Si el feto tiene síndrome de Down (SD), habrá algo más de ADN específico del cromosoma 21 en la circulación materna. Gracias a los avances tecnológicos, es posible realizar un recuento de moléculas individuales de gran precisión y detectar así pequeños cambios en el número de secuencias del cromosoma de interés en la sangre.2 Este enfoque constituye la base de la NIPT para la aneuploidía, una prueba de sangre materna que puede realizarse en las primeras etapas del embarazo para afinar significativamente el riesgo de SD, y reducir la necesidad de pruebas invasivas como el muestreo de vellosidades coriónicas (CVS) o la amniocentesis.
La NIPT comenzó a estar disponible en Asia y Estados Unidos en 2011 y, tras un importante impulso comercial, ahora está disponible, en gran parte en el sector privado, en todo el mundo.3 La NIPT ha sido ampliamente validada, incluso en comparación con el cribado prenatal de aneuploidías estándar,4 y ha demostrado ser una prueba de cribado muy precisa con una alta sensibilidad (99%) y especificidad (99,5%),5 que puede utilizarse a partir de las 10 semanas de embarazo para determinar el riesgo de SD. La NIPT puede utilizarse para detectar las otras aneuploidías cromosómicas comunes, la trisomía 18 (síndrome de Edwards) y la trisomía 13 (síndrome de Patau), aunque con menor grado de precisión.5
Como la NIPT analiza todo el cfDNA de la sangre materna (fetal y materno) y el cffDNA procede de la placenta, los resultados discordantes con el cariotipo fetal pueden surgir de la detección de reordenamientos o mosaicismos cromosómicos maternos, de una neoplasia materna, de un mosaicismo placentario confinado o de embarazos gemelares desvanecidos.6 También pueden producirse falsos negativos por niveles bajos de cffDNA o por problemas técnicos de laboratorio. Como tal, la NIPT no es diagnóstica y se requiere la confirmación de un resultado positivo mediante pruebas invasivas (CVS o amniocentesis).
La NIPT tiene una sensibilidad mucho mayor que los métodos de cribado tradicionales y reduce significativamente la necesidad de realizar pruebas invasivas.7 La NIPT como prueba de cribado ha sido respaldada por organismos profesionales de varios países, incluido el Reino Unido.3 En 2016, tras una revisión sistemática 8 y un estudio de la NIPT en la atención rutinaria a la maternidad del NHS,9 el Comité Nacional de Cribado del Reino Unido (UKNSC) recomendó su implementación en el NHS como prueba contingente para afinar el riesgo de cribado de aneuploidías en mujeres que tienen un resultado de cribado de alto riesgo para los síndromes de Down, Edward o Patau, tras la prueba de cribado actual. Una decisión ministerial posterior en 2016 aprobó un despliegue evaluativo en Inglaterra a partir de 2018.
Hay otros usos para el análisis de cffDNA ya en la atención clínica del NHS, incluyendo la determinación del estado RhD fetal en madres RhD negativas, la determinación del sexo fetal para los trastornos de un solo gen ligados al sexo, y el diagnóstico de trastornos de un solo gen como la fibrosis quística. Estas aplicaciones son diagnósticas ya que se dirigen a genes específicos en embarazos de alto riesgo, pero el objetivo de este artículo es el lugar de la NIPT en el cribado del SD.