Durante la fiebre, ¿por qué sentimos frío cuando nuestra temperatura corporal se eleva?
Cualquier persona que haya tenido gripe sabe que la fiebre no es incómoda porque sientas calor: es incómoda porque sientes un frío glacial. Se te pone la piel de gallina, tiemblas y te tapas.
La fiebre, también conocida como pirexia, se define como una elevación de la temperatura corporal por encima del rango normal debido a un aumento del punto de ajuste natural del cuerpo. La mayoría de las personas asocian la fiebre con las infecciones, pero la fiebre también puede aparecer con frecuencia en las enfermedades autoinmunes, el cáncer, las reacciones a los medicamentos e incluso los coágulos de sangre. La fiebre no es un resultado directo de estas afecciones, sino una consecuencia de la activación de las vías inflamatorias del organismo. Un miembro clave de esta cascada inflamatoria es un grupo de moléculas llamadas pirógenos, que interactúan directamente con el hipotálamo en el cerebro para producir fiebre.
El hipotálamo sirve como termostato del cuerpo. Cuando es activado por los pirógenos, el hipotálamo le dice al cuerpo que genere calor induciendo escalofríos, piel de gallina y constricción de los vasos sanguíneos cerca de la superficie de la piel. Incluso provoca una sensación subjetiva de frío, lo que fomenta las respuestas conductuales para elevar la temperatura corporal, como alcanzar las mantas.
Todo esto es adaptativo cuando la temperatura corporal cae por debajo de su punto de referencia habitual (unos 98,6 grados Fahrenheit), lo que suele ocurrir cuando hace frío. Pero se vuelven anormales en el contexto de la fiebre, cuando el hipotálamo envía señales al cuerpo para que aumente su temperatura muy por encima del rango normal.
Si los pirógenos desaparecen repentinamente del torrente sanguíneo, como es el caso de las fiebres intermitentes, el hipotálamo percibe repentinamente que las cosas están demasiado calientes y le dice al cuerpo que ponga en marcha sus mecanismos habituales de enfriamiento. Por eso la gente suda profusamente cuando le «baja la fiebre».
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