91 elementos de los 118 conocidos se dan de forma natural en la Tierra. Los otros 27 -todos los elementos más allá del plutonio en la tabla periódica, y otros tres -el tecnecio (43 electrones), el prometio (61) y el neptunio (93)- son demasiado inestables para existir en la Tierra y no se encuentran entre los elementos raros que forman parte del proceso de desintegración nuclear del torio o del uranio. Los elementos que no se dan de forma natural son sintéticos. Los elementos sintéticos son elementos que se han creado en un laboratorio por medios artificiales. Los elementos sintéticos son muy inestables y tienen pocos fines comerciales. Se descomponen en otros elementos en una fracción de segundo. La mayoría son creados puramente para la investigación y la experimentación.

Los elementos sintéticos se crean en aceleradores de partículas. Dos elementos más pequeños se aceleran a velocidades increíbles y chocan entre sí. Sus núcleos se fusionan en un elemento mayor. El elemento se estudia con equipos de laboratorio antes de que decaiga.

Siete de los 91 elementos naturales (polonio, astato, radón, francio, radio, actinio y protactinio) sólo existen en presencia de los elementos radiactivos naturales uranio y torio. Éstos comprenden todos los elementos con números atómicos 84 a 91, excepto el torio (90). Todos los isótopos de estos elementos tienen una vida muy corta, y los que están en uso se utilizan únicamente por sus propiedades radiactivas (sobre todo en el radio, y luego como terapia desesperada para algunos cánceres). Debido a sus cortas vidas medias y a los peligros asociados a su radiactividad, las químicas de estos elementos suelen ser extremadamente difíciles de estudiar.

NamingEdit

La mayoría de los elementos sintéticos han sido nombrados por la IUPAC, la autoridad internacional para nombrar sustancias químicas. Llevan el nombre de científicos famosos o de lugares donde se formaron los elementos. Por ejemplo, einsteinium (Es, 99) y americium (Am, 95). Algunos elementos son demasiado nuevos para tener nombres oficiales. Antes de que se le pueda dar un nombre, un elemento debe ser descubierto y probado que existe por un científico o un equipo. Entonces, el descubridor o descubridores del elemento podrán elegir un nombre. Hasta que el elemento tenga un nombre, se le da un nombre provisional. Los nombres provisionales están formados por una cadena de palabras, cada una de las cuales representa un dígito del número atómico del elemento. Por ejemplo, ununseptium es el elemento 117, unnilpentium era el elemento 105 (desde entonces renombrado como dubnium), y unbioctium sería el elemento 128 (que no se cree que exista).

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