Antecedentes: El uso de aloinjertos para la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) en atletas jóvenes es controvertido. No se han publicado resultados a largo plazo que comparen los aloinjertos de tibial posterior con los autoinjertos de isquiotibiales.
Objetivo: Evaluar los resultados a largo plazo de la reconstrucción primaria del LCA utilizando un aloinjerto o un autoinjerto.
Diseño del estudio: Ensayo controlado aleatorio; Nivel de evidencia, 1.
Métodos: De junio de 2002 a agosto de 2003, los pacientes con una rodilla sintomática con déficit de LCA fueron aleatorizados para recibir un autoinjerto de isquiotibiales o un aloinjerto de tibial posterior. Todos los aloinjertos procedían de un único banco de tejidos, se procesaron asépticamente y se congelaron en fresco sin irradiación terminal. La fijación del injerto fue idéntica en todas las rodillas. Todos los pacientes siguieron el mismo protocolo de rehabilitación postoperatoria, que se cegó a los terapeutas. Las evaluaciones preoperatorias y postoperatorias se llevaron a cabo mediante un examen y/o un cuestionario telefónico y a través de Internet para determinar el estado funcional y subjetivo utilizando métricas establecidas para la rodilla. Las medidas de resultado primarias fueron la integridad del injerto, la estabilidad subjetiva de la rodilla y el estado funcional.
Resultados: Hubo 99 pacientes (100 rodillas); 86 eran hombres y el 95% eran militares en activo. Ambos grupos eran similares en cuanto a datos demográficos y nivel de actividad preoperatoria. La media y la mediana de edad de ambos grupos eran idénticas: 29 y 26 años, respectivamente. Las anomalías patológicas meniscales y condrales concomitantes, la microfractura y la reparación meniscal realizadas en el momento de la reconstrucción fueron similares en ambos grupos. A un mínimo de 10 años (rango, 120-132 meses) de la cirugía, se contactó con 96 pacientes (97 rodillas) (2 pacientes habían fallecido y 1 no pudo ser localizado). Hubo 4 (8,3%) fracasos del autoinjerto y 13 (26,5%) del aloinjerto que requirieron una reconstrucción de revisión. En el resto de los pacientes cuyo injerto estaba intacto, no hubo diferencias en las puntuaciones medias de la Evaluación Numérica de Evaluación Única, Tegner o el Comité Internacional de Documentación de la Rodilla.
Conclusión: Al menos 10 años después de la reconstrucción del LCA en una población de atletas jóvenes, más del 80% de todos los injertos estaban intactos y habían mantenido la estabilidad. Sin embargo, los pacientes que se sometieron a un aloinjerto fracasaron en una proporción más de 3 veces superior a los que se sometieron a un autoinjerto.