Por Sidnee King &Beth Stewart
Medill Reports

BUENOS AIRES – El mito de que no hay negros en Argentina es generalizado. Caminando por las calles de la cosmopolita capital del país, Buenos Aires, es probable encontrar comida, estilo y arquitectura de influencia europea, todo ello entre rostros mayoritariamente blancos. En la actualidad, la población de la ciudad es inferior al dos por ciento de negros. Sin embargo, una comunidad de afrodescendientes, que en su día fue considerable, ha dejado una huella indeleble incluso en los aspectos más célebres y exportados de la cultura argentina.

Una serie de epidemias, guerras y políticas racistas empujaron a la población negra de Argentina a huir del país o provocaron la desafortunada muerte de muchos.

Esta turbulenta historia no es realmente conocida. Las escuelas no la incluyen en los planes de estudio, por lo que los argentinos negros tienen que confiar en la transmisión de historias y tradiciones para mantener viva su herencia.

La comunidad afroargentina se enfrenta a un enorme obstáculo al intentar hacerse un hueco en una cultura que no reconoce plenamente su historia. Pero en el vídeo de arriba, hablamos con cuatro porteños que, a su manera, esperan hacerlo.

Foto superior: La activista y artista María Gabriela Pérez no ve muchas caras como la suya en sus desplazamientos diarios, pero ve su cultura replicada en las costumbres populares argentinas. (Beth Stewart/Medill Reports)

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