San Pío V, Papa

Papa de 1566-1572 y uno de los principales líderes de la Reforma Católica. Nacido Antonio Ghislieri en Bosco, Italia, en el seno de una familia pobre, trabajó como pastor hasta los catorce años y luego ingresó en los dominicos, siendo ordenado en 1528. Llamado Hermano Miguel, estudió en Bolonia y Génova, y luego enseñó teología y filosofía durante dieciséis años antes de ocupar los cargos de maestro de novicios y prior de varias casas dominicanas. Nombrado inquisidor de Como y Bérgamo, fue tan capaz en el desempeño de su cargo que en 1551, y a instancias del poderoso cardenal Carafa, fue nombrado por el papa Julio III comisario general de la Inquisición. En 1555, Carafa fue elegido Papa Pablo IV y fue responsable del rápido ascenso de Ghislieri como obispo de Nepi y Sutri en 1556, cardenal en 1557 y gran inquisidor en 1558. Aunque durante un tiempo no gozó del favor del Papa Pío IV, a quien no le gustaba su reputación de exceso de celo, Ghislieri fue elegido por unanimidad Papa en sucesión de Pío el 7 de enero de 1566. Como papa, Pío consideró que su principal objetivo era la continuación del programa masivo de reforma de la Iglesia, en particular la plena aplicación de los decretos del Concilio de Trento. Publicó el Catecismo Romano, el Breviario Romano revisado y el Misal Romano; también declaró a Tomás de Aquino Doctor de la Iglesia, ordenó una nueva edición de las obras de Tomás de Aquino y creó una comisión para revisar la Vulgata. Los decretos de Trento se publicaron en todas las tierras católicas, incluyendo Europa, Asia, África y el Nuevo Mundo, y el pontífice insistió en su estricta adhesión. En 1571, Pío creó la Congregación del Índice para dar fuerza a la resistencia de la Iglesia contra los escritos protestantes y heréticos, y utilizó la Inquisición para impedir que cualquier idea protestante se afianzara en Italia. Para hacer frente a la amenaza de los turcos otomanos, que avanzaban sin cesar por el Mediterráneo, Pío organizó una formidable alianza entre Venecia y España, que culminó en la batalla de Lepanto, que supuso un triunfo completo y demoledor sobre los turcos. El día de la victoria fue declarado Fiesta de Nuestra Señora de la Victoria en reconocimiento a la intercesión de la Virgen en respuesta al rezo del Rosario en toda la Europa católica. Pío también impulsó las reformas de la Iglesia con el ejemplo. Insistió en llevar sus toscas túnicas dominicanas, incluso por debajo de las magníficas vestimentas que llevaban los papas, y se dedicó de lleno a la vida religiosa. Su reinado sólo se vio empañado por la continua opresión de la Inquisición; el trato, a menudo brutal, de los judíos de Roma; y la desacertada decisión de excomulgar a la reina Isabel I de Inglaterra en febrero de 1570, acto que también la declaró depuesta y que no hizo sino empeorar la situación de los católicos ingleses. Estos hechos se vieron eclipsados, a juicio de las generaciones posteriores, por su contribución a la Reforma católica. El Papa Clemente lo beatificó el 1 de mayo de 1672, y el Papa Clemente XI lo canonizó el 22 de mayo de 1712.