Todos estamos familiarizados con los estreptococos: bacterias que causan una inflamación de la garganta que suele dar lugar a una fiebre leve y a un tratamiento con antibióticos, pero que también puede dar lugar a complicaciones graves que pueden dañar el corazón. ¿Qué es lo que impide que la bacteria florezca en el organismo y provoque daños graves? Pista: no son sólo los antibióticos.
Dentro de nuestro cuerpo hay trillones de glóbulos blancos con el único propósito de localizar y eliminar los factores microscópicos que suponen una amenaza en el organismo. El siguiente vídeo presenta una parte del sofisticado sistema de protección del organismo. En él podemos observar cómo se activan las células B secretoras de anticuerpos y cómo se seleccionan y envían las células apropiadas para combatir la amenaza
El vídeo fue producido por Drew Berry como parte del proyecto WEHI-TV. Nos gustaría agradecer a Drew Berry su ayuda. Para obtener información adicional sobre la activación de la respuesta inmunitaria puede ver los siguientes vídeos: Activación de la respuesta inmunitaria por los receptores TLR, las células dendríticas y la activación del sistema inmunitario innato
El modelo de «selección clonal», descubierto por Sir Frank Macfarlane, que también le valió el Premio Nobel de Medicina, es el principio en el que se basa la respuesta inmunitaria adaptativa. El principio en sí es bastante sencillo: existe una gran variedad de células, cada una de las cuales reconoce una estructura específica. Cuando un intruso extraño entra en el cuerpo, y una de estas células reconoce una estructura en él, esa célula se activará.
Tras esta activación, la célula se divide en muchas copias -clones- y se diferencia en células plasmáticas, que son células activas que segregan anticuerpos, y también en células de memoria, que son las células «de reserva» que preservan la memoria inmunológica
Al cabo de unos días, ya existe un enorme ejército de células B, que están preparadas para luchar contra la bacteria, y lo hacen segregando anticuerpos. Los anticuerpos son estructuras proteicas capaces de reconocer la estructura descubierta por la célula B que los segregó. Al interactuar con dicha estructura, el anticuerpo se une inmediatamente a ella, dando así la señal a los fagocitos y al sistema del complemento para que eliminen al intruso.
El modelo de selección clonal no se limita a los linfocitos B, sino que también funciona en los linfocitos T, que son los encargados de ayudar a la actividad del sistema inmunitario y de eliminar las células infectadas del organismo. La selección clonal también se produce en el proceso de desarrollo de las células B y T, ya que las células saben reconocer los receptores que requieren una reacción y no reconocer otras estructuras que existen de forma natural en nuestro cuerpo (es decir, para que no ataquen a las células sanas). En realidad, se trata de una forma de evolución de una población diversa, en la que un individuo prospera más que los demás debido a un rasgo ambientalmente favorable (es decir, el reconocimiento o la falta de reconocimiento de determinadas estructuras).