Esta búsqueda sólo puede iniciarse dentro del Patio de las Almas. Se puede empezar de dos maneras, interactuando con el alma angustiada o simplemente encontrando la calavera de Arvak. El alma que inicia la búsqueda se encuentra entre el lugar por el que entras y el gran muro que divide el Patio de las Almas. Cuando te acerques a él por primera vez, le oirás llamar a Arvak con angustia, gritando: «¡Avak! Arvak, ¿dónde estás? Arvak, ¡vuelve, por favor! Vuelve!» y diciendo su nombre repetidamente. Si hablas con él, te rogará que le ayudes a encontrar a Arvak. Tendrás que preguntarle de qué está hablando, y te explicará: «Arvak. Mi caballo. Llegamos juntos a este horrible lugar. Nos atacaron los monstruos, así que le dije que huyera». Te cuenta lo leal que es Arvak, y que la pobre criatura lleva demasiado tiempo huyendo. Te ruega que encuentres la calavera de Arvak y te da una misión para localizarla. Arvak empezará entonces a aparecer al azar y a correr brevemente en dirección a su calavera antes de volver a desaparecer.
Desde la entrada del Cementerio, donde está Valerica, dirígete directamente al este. Podrás ver la torre y los cuatro fantasmas que la rodean, arrodillados como si estuvieran rezando. Al acercarte a la calavera, las almas se convertirán en hombres de la niebla. Después de ocuparte de ellos, podrás coger la calavera, haciendo que el alma de su dueño se materialice cerca, a poca distancia del santuario. Te lo agradecerá considerablemente, diciendo: «Es una bestia tan leal. Toma, te enseñaré a llamarlo hacia ti». Ahora tendrás acceso al hechizo Invocar a Arvak, que te permite invocar a Arvak tanto dentro como fuera del Mojón de las Almas. El comportamiento de Arvak es similar al de un caballo normal, aunque se disipará después de 60 segundos desde que lo invocas si no estás montado. Cuando te alejes del alma, se alegrará indudablemente de que su caballo tenga un descanso y te dirá: «¡Adiós, héroe! ¡Cuida bien de Arvak por mí! Qué buen caballo.»
