Decidir a quién animar en la Super Bowl suele ser una decisión fácil. Lo es o quien sea que juegue contra los Patriotas de Nueva Inglaterra. Ya sea por nuestros celos, por su petulancia o por el maloliente ambiente de lo peor de Massachusetts que desprende su afición, hay pocos placeres más deliciosos en el deporte que verles perder un partido de infarto, como la derrota del año pasado a manos de los Philadelphia Eagles. Tampoco hay dolor más agudo que cuando pueden sacar uno de esos malditos partidos como el proverbial conejo de la chistera. Eso ha sucedido varias veces en sus últimas dos décadas de dominio, más agudamente cuando de alguna manera -y todavía no estoy seguro de cómo- remontaron una desventaja de 28-3 en 2017 para vencer a los Falcons de Atlanta.
Sin embargo, este año es más difícil que la mayoría encontrar un equipo al que animar, porque los Patriots están jugando contra los Rams de Los Ángeles, propiedad del multimillonario Stan Kroenke. Kroenke, también propietario del club de fútbol Arsenal, para disgusto de sus seguidores, hizo su dinero a la antigua usanza: casándose. Su esposa es Ann Walton Kroenke, sobrina del fundador de Walmart, Sam Walton.
Pero no es la fortuna de Walmart lo que hace que los Walton-Kroenke sean tan imposibles de animar. Los Rams, hace tan sólo tres años, se encontraban en el estado natal de Kroenke, Louis. Pero no hubo ningún sentimentalismo por parte de Kroenke para mantener el equipo en San Luis. Por el contrario, forma parte de ese selecto grupo de propietarios de deportes profesionales -lo peor de lo peor- que trasladaron su equipo porque no recibían suficientes ayudas corporativas de sus ciudades con problemas de liquidez. (Quinientos millones de dinero de la ciudad no fueron suficientes para el multimillonario. Kroenke dijo en respuesta a esa oferta que «no podía sentarse ahí y ser una víctima»)
Los Rams, originalmente fundados en Cleveland, tuvieron su sede en Los Ángeles de 1946 a 1994, pero de 1995 a 2015, encontraron un hogar amoroso en San Luis, yendo a dos Super Bowls y ganando una. El divorcio de St. Louis y el traslado a Los Ángeles, más brillante y llamativo, fue todo menos bonito. Kroenke le pasó a St. Louis una factura de impuestos de 129 millones de dólares por lo que aún se debía del antiguo estadio, y que tendrá que pagarse de las arcas públicas hasta 2021. Entonces, la ciudad de San Luis demandó a la Liga Nacional de Fútbol y a los 32 propietarios por el traslado. Argumentaron que Kroenke siempre planeó trasladar el equipo a Los Ángeles y que no hizo tratos de buena fe con la ciudad. Como escribieron en la demanda, «en los años previos a la solicitud de reubicación de los Rams, los funcionarios de los Rams decidieron trasladar al equipo y determinaron confidencialmente que estarían interesados en explotar cualquier oportunidad para hacerlo.»
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Y como recuerda la prensa local de San Luis, esa es sólo una de las cuatro demandas presentadas contra Kroenke y la NFL. Al comienzo de la temporada 2018, el St. Louis Post-Dispatch esbozó los otros tres casos legales:
– Una demanda involucra la futura propiedad de las antiguas instalaciones de práctica de los Rams en Earth City, conocidas durante años como Rams Park.
– Una segunda involucra a los fanáticos que compraron entradas y mercancía del equipo en los últimos años de la época de los Rams en St. Louis.
– Una tercera es una demanda colectiva en nombre de miles de titulares de PSL (personal seat license) de la estancia del equipo en St. Louis durante 21 temporadas.
Ahora se encuentran en LA, y en 2020, abrirán las puertas de un proyecto de ensueño tan grande como Los Ángeles: un estadio/mega-complejo de 4.300 millones de dólares que pretende ser una especie de Shangri-La para el aficionado de la NFL. En un principio, el acuerdo no iba a implicar ningún tipo de dinero público. Sin embargo, como informó Los Angeles Times, la verdad «no es tan simple». Cuando se trata de acuerdos sobre estadios, rara vez lo es. Al examinar la letra pequeña del acuerdo, se determinó que las exenciones fiscales podrían alcanzar los 100 millones de dólares.
Esta devolución de 100 millones de dólares se produce al mismo tiempo que los profesores de Los Ángeles se han puesto en huelga para conseguir lo más básico para financiar la educación pública.
«Hemos estado luchando por más personal de apoyo -más consejeros, más trabajadores sociales- y 100 millones de dólares para nosotros significarían un personal de apoyo adicional para cada escuela de la ciudad», dijo Gillian Russom, profesora de secundaria y miembro de la junta directiva de UTLA. «Las exenciones de impuestos a las empresas son la razón por la que tantas escuelas carecen de fondos aquí, por lo que también es una bofetada en la cara tener una exención de impuestos tan grande en este momento, cuando estamos tratando de reducir el número de donaciones corporativas con el fin de ayudar a nuestras escuelas.»
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Kroenke es tan detestable que plantea una pregunta difícil sobre a quién apoyar en el gran partido de este año. Es como los debates vicepresidenciales Dick Cheney-John Edwards de 2004: un enemigo malhumorado frente a un oponente nuevo y brillante, pero ambos repelentes bajo la superficie. Este podría ser el año en el que hay que animar a algunos comerciales entretenidos, o, por el amor de Dios, hacer otra cosa. Acabaré viendo el partido, porque si no, pierda quien pierda, el schadenfreude será delicioso.
Nota del editor: Una versión anterior de esta historia afirmaba incorrectamente que Ann Walton Kroenke era la hija de Sam Walton. Es la hija de Bud Walton, el hermano del fundador de Walmart, Sam Walton. También se afirmaba que los Rams se fundaron en Los Ángeles y que Kroenke era de San Luis. Los Rams fueron fundados en Cleveland y Kroenke nació en Columbia. Missouri. Los errores han sido corregidos.
