Cada mañana, Dennis Cronin desayuna exactamente lo mismo: dos huevos duros y un poco de pan sin gluten. Es una rutina con la que Cronin, que fue diagnosticado de cáncer de páncreas en 2010 a los 43 años, sabe que puede contar para mantener su energía y sus problemas digestivos a raya.

Cronin, un ejecutivo de la salud en Pittsburgh, ha estado libre de cáncer desde que se sometió a una cirugía para extirpar su tumor. Pero los efectos de la enfermedad y el tratamiento -que supuso la extirpación del 80% del páncreas, la vesícula biliar y el bazo, además de la quimioterapia y la radiación- han alterado de forma permanente su forma de alimentarse. El padre de dos hijos pesaba 195 libras cuando le diagnosticaron el cáncer, pero en los meses posteriores a la operación bajó a 120 libras. Eso fue antes de que descubriera cómo lidiar con su sistema digestivo desviado.

«Me encantaría decir que tengo una fuerza de voluntad increíble», dice Cronin. «La realidad es que mi salud me obligó a ello. Pero una de las claves realmente significativas cuando tratas de luchar para recuperarte de estos problemas digestivos y nutricionales es desarrollar un nivel de consistencia en tu dieta.»

Cómo el cáncer de páncreas desafía a su sistema digestivo

Ciertos problemas nutricionales son exclusivos del cáncer de páncreas, independientemente del tratamiento, incluyendo la falta de apetito, el dolor durante y después de las comidas, la necesidad de reponer las enzimas pancreáticas perdidas y los trastornos digestivos, como náuseas, vómitos, hinchazón, acidez, diarrea y estreñimiento.

«El páncreas ayuda a descomponer los alimentos para alimentarse», explica la doctora Victoria Manax Rutson, directora médica de la Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas (PanCAN). «Hay muchas conexiones intestinales con el páncreas, y cuando esas conexiones se interrumpen, tendrá un efecto en su alimentación».

Por supuesto, la falta de apetito y la dificultad para retener los alimentos conducirá a la pérdida de peso. La Dra. Rutson insta a los pacientes a hacer todo lo posible por mantener su peso para no sacrificar innecesariamente la masa muscular y la fuerza, tan cruciales para luchar contra cualquier forma de cáncer. «Sin los nutrientes adecuados», dice, «los pacientes estarán cansados y no se sentirán bien, y esto puede comprometer su salud en general».

Una cuidadosa colaboración entre los pacientes, los cuidadores y los proveedores de atención médica puede prevenir o compensar muchos de estos problemas. Cronin ha buscado la orientación de una «red más amplia de profesionales», dice, incluyendo un dietista. Considera que sus colaboradores -incluida su mujer, Kathy- son fundamentales para su recuperación y bienestar.

«El cáncer de páncreas es una enfermedad tan dura y con una tasa de supervivencia tan baja, que si no cuentas con los cuidadores y los médicos adecuados para dirigir las cosas, no vas a tener éxito», dice. «Antes de tomar el camino correcto, seguí cambiando mi medicación y tratando de retener mi comida hasta que un dietista eliminó todos los lácteos, el gluten y el azúcar procesado de mi dieta».

7 consejos para la mesa

Rutson y Cronin ofrecen estos consejos para potenciar la nutrición:

  1. Trabajar con un dietista. Un enfoque individualizado de un profesional puede ayudar a determinar qué ajustes dietéticos funcionan mejor para su sistema digestivo.
  2. Coma comidas pequeñas y frecuentes. Entre seis y ocho comidas y tentempiés al día, con un par de horas de diferencia, parecen funcionar bien para muchos pacientes.
  3. Disfrute de los líquidos. Intente tomar ocho vasos de agua u otras bebidas al día para facilitar la digestión y reducir la fatiga y las náuseas. Las bebidas densas en calorías, como los batidos, pueden ayudar a mantener su peso.
  4. Cuide las grasas. El consumo de grasas puede ayudarle a mantener su peso. A los pacientes con cáncer de páncreas les suelen ir mejor las grasas saludables, como el aceite de oliva, los aguacates, los frutos secos y las semillas. Evite los alimentos grasos, fritos y pesados.
  5. Limite las frutas y verduras crudas. Demasiada fibra puede provocar diarrea y el «síndrome de dumping», en el que los alimentos no digeridos pasan por el sistema en cuestión de minutos.
  6. Tomar enzimas pancreáticas con las comidas. Los calambres, la hinchazón y los gases frecuentes pueden ser una señal de insuficiencia de enzimas pancreáticas, una condición especialmente relevante para los pacientes que se someten a la cirugía de Whipple para extirpar parte del páncreas. Los médicos pueden recetar suplementos de enzimas para ayudarle a digerir las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono.
  7. Lleve un diario de alimentos. Los cuidadores pueden ayudar en esta tarea, dice Rutson. También puede utilizar el diario para registrar su peso, la cantidad de enzimas pancreáticas que toma y la frecuencia y consistencia de sus deposiciones.

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