La lengua inglesa está repleta de sinónimos, y tenemos un número aparentemente superfluo de palabras para muchas cosas o cualidades específicas. Algunos de estos excesos, como los duplicados goatish e hircine, son el resultado de dos lenguas matrices distintas; otros, como los cientos de palabras que tenemos para designar a los borrachos, se explican mejor con un movimiento de cabeza y un encogimiento de hombros.
Aunque mucha gente utiliza indistintamente ‘slander’ y ‘libel’, las palabras tienen significados distintos: ‘libel’ se escribe, mientras que ‘slander’ se habla.
En muchos casos no hay gran diferencia entre elegir una palabra o su sinónimo, salvo que algunas opciones pueden ser más elegantes o apropiadas para el registro lingüístico que se está utilizando (se puede escribir «siento haber estado tan ebrio» en lugar de «siento haber estado tan borracho» cuando se escribe una carta a la abuela, por ejemplo). En otros casos, sin embargo, la elección equivocada entre dos palabras casi sinónimas puede ser importante. Lo que nos lleva a la difamación y a la calumnia.
Hay que señalar que muchas personas, especialmente cuando no están escribiendo un informe legal, o argumentando en un tribunal de justicia, no distinguen entre estas dos palabras, colocando ambas en la categoría semántica general de «decir o escribir algo falso sobre alguien, con el fin de hacerle quedar mal». Sin embargo, hay una diferencia muy clara entre ellas.
Tanto la calumnia como la injuria son formas de difamación, pero la calumnia se encuentra en la prensa escrita, y la injuria se encuentra en el discurso. La calumnia se refiere a una declaración o representación difamatoria escrita u oral que transmite una impresión injustamente desfavorable, mientras que la calumnia se refiere a una declaración oral falsa que se hace para que la gente tenga una mala opinión de alguien. Esta explicación es refrescantemente sencilla, pero quizás por ser tan simple mucha gente no observa el matiz. Así que podemos hacerla un poco más complicada, y quizás eso la haga más fácil de recordar.
Puede ayudar a recordar que el libelo es una forma escrita de difamación si se entiende que la palabra viene del latín libellus, que es el diminutivo de liber, que significa «libro». El uso más antiguo de libelo, en el siglo XIV, tenía el significado de «una declaración escrita, factura, certificado, petición o súplica».
La calumnia, lamentablemente, no tiene un origen tan informativo; viene del latín scandalum («tropiezo, ofensa»). Si esta guía etimológica no es lo suficientemente complicada como para ayudarle a recordar la diferencia entre estas dos palabras, siempre podemos recurrir a ese viejo recurso de hacer las cosas aún más innecesariamente complicadas, y dar una orientación adicional en forma de galimatías:
Aunque ambas palabras pueden significar
Que la adhesión a la verdad se ha roto,
Recuerde esta sentencia,
Si se encuentra víctima,
La calumnia se escribe, mientras que la difamación se habla.